El cruce hacia Moldavia, Rumania, Hungría, Eslovaquia y Polonia es constante desde que empezó la invasión de Rusia a Ucrania, y en su mayoría son mujeres, ancianos y niños. "Tenemos miedo, mi esposo aún está allá", aseguró una madre con su hijo que huyen de la guerra. Las filas de autos para poder cruzar las fronteras son muy extensas y muchos optan por caminar. Las estaciones de trenes de países vecinos ahora son centros para refugiados, donde reciben comida y apoyo.
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