En la estación del tren de Przemyśl, Polonia, hay dos salones que se han convertido en campamentos de refugiados ucranianos, quienes han tenido que huir de su país debido a la invasión de Rusia. Durante la noche, con temperaturas bajo cero, grupos de voluntarios reparten comida y ropa. Algunas familias viven en sus autos en el estacionamiento de un centro comercial abandonado.
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