Los indocumentados se encontraban solos en el desierto de Arizona, sin agua y en medio de una temperatura superior a los 100 grados Fahrenheit. Tras la llamada de emergencia que lograron hacer a un voluntario de la organización Águilas del Desierto, agentes de la Patrulla Fronteriza lograron localizarlos y fueron trasladados a un hospital donde recibieron tratamiento por deshidratación.
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