El hecho se registró en la ciudad de Buffalo, Nueva York, cuando dos uniformados empujaron al hombre contra el suelo, ocasionándole serias heridas en la cabeza. La policía suspendió a los dos agentes y 57 policías del escuadrón especial renunciaron como protesta por la medida tomada. El gobernador Andrew Cuomo cuestionó el suceso diciendo: "es fundamentalmente ofensivo. El hombre no presentaba ninguna amenaza. ¿Qué es lo que nos está pasando?".