Dicen que la belleza cuesta y eso es justamente lo que te podría suceder si acostumbras moldear tu figura utilizando continuamente una faja.
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La faja puede llegar a ser muy útil para ciertas ocasiones, pero siempre y cuando no exageres su uso.
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El tratar de lucir estilizada en segundos no es bueno para tu salud y existen fuertes razones para no usar una faja continuamente.
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Problemas para respirar: El no elegir la talla correcta y usar una faja muy apretada puede ocasionar que sientas que te falta el aire, o incluso mareos. Esto debido a que las fajas no permiten el libre paso de aire a los pulmones.
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Lesión en las costillas: La presión de las fajas en las costillas puede provocar un dolor que aumenta cuando respiras profundamente o incluso cuando caminas. Algo que suele ser bastante incómodo.
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Comprime los órganos: Acidez y reflujo es lo que te podría pasar si utilizas la faja muy apretada, ya que efectivamente lo comprime todo. También puedes sentir dolor en las piernas.
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Infecciones: El calor y la humedad que se genera al utilizar las fajas puede provocar no solo que te irrites sino ciertas infecciones de la piel. Por eso es importante estar alerta a las reacciones de tu cuerpo.
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Moretones: Las mujeres que tienen los capilares frágiles son más propensas a terminar con marcas en la piel a causa de la faja, esto debido a la presión y roce con tu cuerpo.
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Músculos débiles: El uso de fajas te puede ayudar en tu postura pero, al final, podría debilitar tus músculos ya que no son ellos los que están haciendo el esfuerzo.
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La realidad es que por más que la uses, la faja no sirve para reducir medidas ni mucho menos para bajar de peso. Obviamente, el cuerpo se comprime al usar la faja pero cuando la quites vuelve a su forma natural.
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Recuerda que aunque las fajas pueden ser un buen aliado para ayudarte a lucir como deseas, antes que nada debes pensar en tu salud y en las consecuencias que puede tener el uso de esta prenda.