Forero fue testigo privilegiado del esplendor y decadencia de La Posada Alemana, el hotel campestre que Lehder construyó a las afueras de su pueblo natal. Conocía los gustos de mesa y de bar del narcotraficante y atendía a sus amigos del cartel de Medellín
Forero fue testigo privilegiado del esplendor y decadencia de La Posada Alemana, el hotel campestre que Lehder construyó a las afueras de su pueblo natal. Conocía los gustos de mesa y de bar del narcotraficante y atendía a sus amigos del cartel de Medellín