José Alfredo Orozco es el dueño de una taquería en Acapulco. En las últimas noches ha prendido una fogata con los vecinos para tener una fuente de luz y así poder resguardar las pocas pertenencias que les quedaron tras el paso del huracán Otis. Ellos tienen miedo ante los reportes de asaltos por parte de grupos criminales que recorren las calles buscando comida y cualquier artículo de valor.
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