Aracelly Bautista y su esposo José Alfredo Orozco tuvieron por años una taquería en Acapulco, les iba bien, hasta que empezaron las extorsiones de las bandas criminales. Decidieron desafiarlas. Luego, vino el devastador huracán Otis y su negocio quedó muy afectado. Cuando decidieron abrir de nuevo su restaurante, volvieron los viejos problemas. Esta vez, las tensiones llegaron a peligrosos extremos.
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