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Caminos para probar la inocencia de los sentenciados

En 2015, unas 151 personas fueron exoneradas tras ser condenados por crímenes que no cometieron. ¿Cómo lo lograron y cuáles son las alternativas?

Imagen Aquí y Ahora Show

Tensos interrogatorios, recogida de evidencias, búsquedas detectivescas, largos juicios. Con procesos tan exhaustivos para condenar al responsable de un crimen, podría parecernos que la justicia no puede equivocarse.

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Sin embargo, la imparcialidad no es una ciencia exacta y, por diversas razones, existen miles de personas que terminan pagando en la cárcel por crímenes que no cometieron. Son “culpables Inocentes”, a quienes les fue arrebatada injustamente una parte de su vida.

Algunos han logrado demostrar su verdad, casi siempre con ayuda de organizaciones, familiares o personas sensibilizadas con sus casos. A veces un testimonio inesperado, una confesión, la aparición de una evidencia o tardíos exámenes de ADN les han brindado el aliento de recuperar sus vidas.

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Desde 1989 hasta el presente, unas 1,778 personas fueron absueltas, después de que una corte los sentenciara por delitos que en realidad no habían cometido.

La estadística del Registro Nacional de Exonerados advierte además que, como promedio, pudieron haber perdido nueve años de su vida encerrados en la prisión y, de ellos, 205 son de origen hispano.

Pero, ¿qué pudiera provocar que alguien termine en una cárcel injustamente?

En muchos de los casos registrados por las organizaciones que estudian estos procesos, existieron falsos testimonios y reconocimientos visuales.

Le sucedió a Orlando Boquete, un cubano que llegó a Florida en 1980 durante el éxodo migratorio conocido como Mariel, y terminó encarcelado en 1982 porque una víctima de abuso sexual lo señaló como el hombre que la había atacado.

“Hasta en el juicio me sonreía, porque yo nunca pensé que me fueran a hallar culpable”, confesó Boquete a la periodista Tifani Roberts en el show Aquí y Ahora. Cuando el juzgado lo condenó a 50 años, se sintió devastado.

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Boquete se fugó de la prisión en 1985, estuvo 10 años fugitivo hasta que lo reaprehendieron. Pero él insistía en su inocencia incluso dentro de la cárcel.

Video Corrió hasta alcanzar la justicia

En 2003 acudió al “Proyecto Inocente”, que ayuda a personas en su situación facilitando el examen de ADN pues, para su suerte, el verdadero asaltante dejó fluidos en la ropa interior de la víctima. A comienzos de 2006 los exámenes demostraron lo que él reafirmó desde el principio: no había agredido a aquella mujer la noche de 1982. Salió en libertad, pero ya habían pasado 24 años que transformaron para siempre el posible curso de su vida.

Según las investigaciones, la fragilidad de la memoria es uno de los elementos que más contribuye a las confusiones por culpar injustamente a una persona.

Muchas veces a las víctimas de un crimen les resulta difícil identificar la exactitud de un rostro o la fisonomía de un cuerpo. Errar es humano, más cuando se ha pasado por un momento de tensión.

De hecho, de los 280 condenados por violaciones que han sido exonerados en EEUU, más de las tres cuartas partes incluían una identificación equivocada.

Ahora bien, ¿qué opciones quedan a las personas que se han visto envueltas en este tipo de casos? ¿Cuáles son las lecciones y a quién acudir?

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El “Innocence Project” o “Proyecto Inocente” es una de las principales organizaciones que ofrecen ayuda a personas injustamente inculpadas dentro de Estados Unidos. Fue fundado en 1992 por Barry Scheck y Peter Neufeld para ofrecer exámenes gratuitos de ADN que ayuden a esclarecer condenas equivocadas.

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Además, intentan reformar el sistema de justicia para prevenir futuras equivocaciones y lograr indemnizaciones justas para los “culpables Inocentes”.

Sus registros aseguran que hasta el momento 341 personas en Estados Unidos han sido exoneradas tras los resultados de tests de ADN. Gracias a esto, también han sido identificados 147 agresores.

Usualmente, el equipo que trabaja en estos proyectos recibe las solicitudes, examina los casos puntualmente y, si procede, inicia nuevamente sus propias investigaciones hasta determinar si en realidad los exámenes de ADN pueden demostrar la inocencia de una persona. Para acudir a ellos resulta útil llevar un registro detallado del caso.

También hay universidades con proyectos o “clínicas de inocencia”, en las que trabajan decenas de estudiantes de derecho como voluntario. Examinan a fondo cada petición que reciben, ya sea directamente por la persona incriminada o a través de familiares y amigos.

Video El culpable equivocado

Otra fue la historia de Johny Hincapie. Este hombre pasó 25 años tras las rejas por supuesta participación en un asesinato que no cometió. Él preparó un expediente con su historial, logró buenas referencias de guardias de la prisión y evidencias de su buen comportamiento. Con eso y la ayuda de personas interesadas en su situación, pudo demostrar su inocencia después de la aparición de una testigo inesperada.

“Yo tomé el tiempo yendo a la universidad y enseñándole a otros presos en la prisión hasta que pude obtener mi bachelor's degree y mi maestría”, confesó Hincapié a la periodista Adriana Vargas para un reportaje del programa Aquí y Ahora.

Video Una testigo lo salvó de la cárcel luego de 25 años

Experiencias como la suya demuestran que mientras más informado se esté sobre el proceso penal, las coartadas y las evidencias o testigos que se puedan convocar, mayores son las posibilidades de revertir una sentencia. Aun cuando parezca labor imposible.

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Los esfuerzos de iniciativas como “Proyecto Inocente” hicieron que en 2015 se llegase al récord de 151 personas exoneradas por supuestos crímenes, 58 de ellas acusadas de falsos homicidios. Al evaluar las razones que llevaron a esos inocentes tras las rejas, el 78 por ciento implicó una mala conducta de los oficiales de la policía o la justicia.

En la actualidad funcionan más de 60 clínicas de inocencia en Estados Unidos y muchas otras en Europa y América Latina, a las que pueden acudir quienes fueron condenados injustamente. Todas ofrecen asesoría jurídica gratuita y posible representación legal para reabrir los casos si lo amerita.

Para los "culpables Inocentes", la perseverancia y voluntad por demostrar sus verdades sigue siendo la mejor herramienta de justicia.