En una cocina del estado de Guanajuato, Alma Lilia Tapia y María de los Ángeles Vallejo se reúnen regularmente con otras mujeres que comparten la tragedia de no saber el paradero de sus hijos. Ellas cocinan los platillos favoritos de los ausentes para recordarlos y para sentirse más cerca a ellos. Los aromas y los sabores, según dicen, les ayudan a mantener las esperanzas de que un día sabrán de ellos.
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