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Terremoto 19 de septiembre de 1985 - Terremoto 19 de septiembre de 2017: ¿Una mera coincidencia?

"Cualquiera que diga que podría preverse que algo así ocurriría es un simplemente un charlatán", dicen tajantes los científicos que en las fechas no ven más que una desafortunada casualidad y que admiten que no existe ningún método fiable que hasta ahora permita predecir que un sismo va a ocurrir.
21 Sep 2017 – 01:57 PM EDT
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Imágenes de los desastres provocados por el terremoto de 8,1 que sacudió a México hace 32 años el 19 de septtiembre de 1985. Crédito: REUTERS/Daniel Aguilar

Jueves 19 de septiembre de 1985. Hora: 7:17 a.m.

Dos terremotos sacuden las entrañas de México en una misma fecha, con 32 años de diferencia.

Parece difícil de creer.

No tardan en aparecer profecías que ven extrañas correlaciones con el fin del mundo, o falsas creencias sobre lo que significa el número 19.

Es esta efectivamente una jugarreta del destino, una mera casualidad ¿O no?

Dos horas después de que cientos de ciudadanos atendían las alarmas en las calles para hacer un simulacro de evacuación para conmemorar aquel estruendoso temblor de 8,1 que ocurrió en el 85, uno nuevo, volvió a sacudir la ciudad con una fuerza de 7,1 sobre la escala de Richter.

¿Era posible prever que en esa misma fecha otro fenómeno así ocurriría? ¿Existía alguna probabilidad?

“No, cualquiera que diga que podría preverse que algo así ocurriría es un simplemente un charlatán”, contesta tajante Emilio Porcu, profesor de la Universidad de Newcastle, matemático y doctor en estadística teórica que ha concentrado sus análisis en el estudio de los terremotos: “Lamentablemente la ciencia se encuentra delante a un muro de las lamentaciones cuando de predecir un terremoto se trata. Ninguna técnica de predicción se ha revelado, hasta la fecha, ni fiable, ni precisa”.

A diferencia de lo que ocurre con los huracanes que tienen una estacionalidad, es decir que son más frecuentes entre unos ciertos meses del año, bajo unas condiciones que se repiten y con unas características similares, cada terremoto es un evento completamente único y “crear métodos estadísticos o probabilidades sobre eventos únicos es imposible”, explica Porcu quien no puede ver más que una desafortunada coincidencia entre las fechas.

La ciencia, sin embargo, sí que puede decir una cosa cierta sobre los terremotos y es que son muy frecuentes en México: “México se encuentra en una zona de alta sismicidad debido a la interacción de 5 placas tectónicas: La placa de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe. Por esta razón no es rara la ocurrencia de sismos. EL Servicio Sismológico Nacional reporta en promedio la ocurrencia de 40 sismos por día”, explica el profesor Ben van der Plijm geólogo especializado en terremotos y profesor de la Universidad de Michigan.

Según el instituto de Geofísica de la Unam después de analizar los sismos ocurridos en México durante el Siglo XX hay algunos número que sí sirven de referencia: cada año se registran más de 100 sismos con magnitudes mayores o iguales a 4.5, ocurren 5 sismos de magnitud mayor o igual a 6.5 cada 4 años, y se espera un sismo con magnitud mayor o igual a 7.5 cada 10 años.

Sin embargo, nadie puede decir que un sismo va a ocurrir mañana, o en la misma fecha que hace 32 años.

Los científicos han intentado todo para crear una teoría global de los terremotos, de hecho incluso han intentado medir cualquier evento extraño (de tipo sismológico, químico, eletromagnético, hasta el mismo comportamiento de los animales) que pudiera ser considerado como precursor de un sismo.

“El problema es que todos estos fenómenos se manifiestan después de la ocurrencia del sismo, así que de nuevo nos quedamos con las manos vacías para intentar crear algún tipo de patrón que nos permita anticiparnos a un terremoto cómo el que azotó a México esta semana”, concluye Porcu.

En materia de terremotos lo único que gobierna es el concepto de incertidumbre o azar. Así que 19 de septiembre es solo una aleatoria fecha, que sin embargo y dado la relevancia del pasado va a resultar, sí, difícil de olvidar.

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