La "Bestia del Este", como llamó la prensa inglesa a la tormenta gélida proveniente de Rusia, cubrió con un manto blanco a Roma, donde nevó por primera vez en seis años. El frío intenso tumbó los termómetros hasta 20 grados bajo cero, pero a pesar de ello muchos locales y turistas salieron a contemplar las estampas blancas del rico paisaje urbano de la capital italiana.