Suspicacia previa a las elecciones
En el escándalo más reciente en agobiar a los electores del condado de Orange, en el área metropolitana de Los Ángeles, doce personas fueron acusadas de engañar a votantes registrándolos como republicanos, dijeron fiscales el lunes.
Los sospechosos, de entre 19 y 52 años, fueron acusados del registro fraudulento de 37 votantes como republicanos entre agosto de 2005 y febrero de 2006. Demócratas, miembros del Partido Verde y no ciudadanos fueron registrados como republicanos, señalaron los fiscales.
Los sospechosos fueron contratados para registrar republicanos nuevos por compañías privadas pagadas por el Partido Republicano del condado de Orange, agregaron los fiscales.
Los reclutadores visitaron centros comerciales y campos universitarios, y recibieron un pago de 10 dólares por cada registro nuevo republicano en el distrito representado por la legisladora federal demócrata Loretta Sánchez, dijo la fiscalía.
Los reclutadores pidieron a los votantes que firmaran peticiones para reducción de impuestos y leyes más estrictas contra delincuentes sexuales; luego fueron engañados para firmar tarjetas de registro electoral, señaló el fiscal del condado de Orange Anthony Rackauckas. El resto de la información se tomó de licencias de manejo de los votantes, apuntó.
En ese mismo distrito, la campaña del rival republicano de Sánchez, Tan Nguyen, envió 14,000 cartas a votantes latinos advirtiéndoles que si no eran ciudadanos y votaban, podrían ser encarcelados y deportados.
Las autoridades se encuentran investigando el incidente en donde Mark NhanNguyen, un investigador de accidentes de la policía, fue implicado en el envío de cartas que causó la indignación de electores, políticos y activistas.
Aunque los dos Nguyen no tienen parentesco, ambos han sido amigos desde 1992 cuando se conocieron en UCLA.
Se vuelven a enfrentar rivales presidencialesPor otro lado, California también se convirtió en escenario del tono agresivo que han adquirido las contiendas durante un acto de campaña del candidato demócrata a la gobernación Phil Angelides, donde participó el senador John Kerry.
El ex candidato a la presidencia en 2004 y la Casa Blanca intercambiaron el martes sus acusaciones más duras desde las elecciones presidenciales. El presidente George W. Bush acusó a Kerry de faltar el respeto a los soldados estadounidenses y éste dijo que los colaboradores del presidente son charlatanes "dispuestos a mentir".
Esta guerra de palabras comenzó después que Kerry dijo el lunes ante un auditorio estudiantil de Pasadena que quienes son incapaces de navegar el sistema educativo "quedan empantanados en Irak".
Una semana antes de los comicios legislativos y de gobernadores, los dos partidos buscan cualquier cosa que les dé ventaja, en medio de indicios de que los demócratas pudieran recuperar la Cámara de Representantes y posiblemente ganar el control del Senado.
De acuerdo a un análisis de The Associated Press, los candidatos en las elecciones al Congreso han invertido casi 160 millones de dólares en publicidad en la que hablan mal del rival y apenas 17 millones en avisos de tono positivo.
El mensaje está claro: la idea es "no vote por un candidato, sino en contra de él".El tono de la publicidad es marcadamente más negativo que hace dos años. En el 2004, los partidos invirtieron seis dólares en avisos positivos por cada cinco dólares en avisos negativos. Este año la relación es de diez dólares de publicidad negativa por cada dólar de propaganda positiva.
Los republicanos llevan invertidos 87.5 millones de dólares en avisos criticando al rival y los demócratas 72.6 millones, reportó la AP.
"Los avisos negativos solo funcionan en dos situaciones: cuando uno está desesperado o cuando se está en la recta final", comentó Ray Seidelman, profesor de ciencias políticas del Sarah Lawrence College que ha estudiado el fenómeno de la publicidad negativa.
Sospechas por votación electrónicaDesde las elecciones presidenciales de 2000 y 2004, las máquinas de votación electrónica que este año contarán hasta 80% de los votos han sido blanco de sospechas.
Varios reportes han documentado problemas de malfuncionamiento y de seguridad. La posibilidad de cambiar o perder votos existe porque según algunos investigadores, las máquinas pueden ser pirateadas cibernéticamente con facilidad, presentan fallas técnicas o requieren que los funcionarios de casilla reciban entrenamiento especializado para operarlas apropiadamente.
Las sospechas sobre las máquinas ya han tenido impacto. El gobernador de Maryland, Robert Ehrlich, prohibió el uso de dichas máquinas en las siguientes elecciones por fallas técnicas ocurridas en las elecciones primarias. Y en Texas, el Partido Demócrata del condado de Tarrant presentó una demanda el lunes contra el Secretario de Estado para obligar a que se reinstituyan las máquinas de votación tradicionales.
El jueves 2 de noviembre la cadena HBO transmitirá una documental de la periodista Bev Harris, quien se dedicó a investigar las fallas de seguridad y registro de máquinas de votación electrónica en California, Florida y Texas.
De acuerdo a una entrevista que Harris concedió al programa radial Democracy Now!, las máquinas no sólo presentan fallas sino que además, están diseñadas para ser pirateadas.
El documental presenta casos en donde las máquinas registran votos equivocados o "votos negativos" para ciertos candidatos o bien, una instancia en donde una máquina en San Diego se conectó telefónicamente con la empresa Diebold uno de los principales fabricantes de máquinas de votación mientras se realizaba el conteo de votos.
Otra empresa que ha acaparado titulares es Sequoia Voting Systems, cuya matriz, la corporación Smartmatic, es propiedad de inversionistas venezolanos.
Los ejecutivos de Sequoia se vieron obligados a pedirle al gobierno que investigara los supuestos vínculos de Smartmatic con el gobierno del presidente Hugo Chávez, con el afán de calmar las criticas sobre el funcionamiento de las máquinas y sobre su potencial de abuso.En California, 21 condados usan máquinas de votación de Sequoia, entre ellos Santa Clara, Alameda y Santa Cruz, reportó el Los Angeles Times.
Y aunque las autoridades electorales del estado aseguraron que California cuenta con los estándares de votación más estrictos del país, grupos como la Fundación de Votantes Californianos cuestionan el hecho de que el software que usan las máquinas no es propiedad del estado, sino de compañías privadas sujetas a influencias.