Más allá de compresas y tampones: nuevos productos más sostenibles (y económicos) para la menstruación

Una persona que menstrúa tiene unas 450 reglas durante su vida, es decir, pasa siete años de su existencia menstruando. Eso supone un gasto que puede ascender a $6,000 y usar (y tirar), por ejemplo, unos 12,000 tampones.

Por:Univision

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La regla es una realidad cotidiana para millones de personas pero no ha sido hasta hace algunos años cuando se ha empezado a prestar atención institucional a asuntos como la variedad de los productos sanitarios, su sostenibilidad y precio y lo que se denomina " pobreza menstrual".

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El producto para la menstruación más común en el mundo es l a toalla o compresa sanitaria, que lleva en el mercado más de un siglo. Con los años se ha logrado que sean más cómodas y absorbentes pero ahora se le buscan alternativas por que tienen un solo uso (hay que cambiarlas cada pocas horas): generan residuos y suponen un coste elevado para quien las usa.

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Una alternativa más ecológica y barata son las toallas o compresas reusables, que no tienen plástico ni producen residuos.

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Los tampones siguen muy de cerca en popularidad a las toallas o compresas tradicionales, pero presentan los mismos inconvenientes: son de usar y tirar, se generan muchos residuos y pueden representar un coste excesivo para muchas personas.

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En los últimos años, la copa menstrual se ha convertido en la principal alternativa a las toallas o compresas y los tampones. Se trata de una pequeña copa de silicona o latex que puede usarse durante 12 horas seguidas. Después debe lavarse, esterilizarse tras cada periodo y se puede reusar durante una década. Por eso es una opción muy sostenible tanto económica como medioambientalmente.

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Una alternativa menos conocida que la copa es el disco menstrual, que es similar pero en la mayoría de los casos no reusable. Otra diferencia es que pueden usarse mientras se tiene sexo, al contrario de los tampones y las copas.

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El producto más novedoso para la regla es ahora la braga menstrual. Luce como una braga normal, pero tiene una capa absorbente para el periodo. Es lavable y las de mejor calidad son cómodas y evitan el olor. Un par no es barato pero sí compensa si se compara con el gasto a lo largo del tiempo en productos desechables.

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En la última década, mujeres de todo el mundo han salido a las calles a pedir impuestos reducidos para los productos menstruales al tratarse de productos de primera necesidad. En la imagen, una manifestación en Francia. "Tasa para el tampón, la copa está llena", dice una de las pancartas.

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El Día de la Higiene Menstrual, que se celebra el 28 de mayo, sirve para concienciar sobre la importancia del acceso a los productos menstruales. En la fotografía, un mural en la India dice "sangrar con dignidad" en las paredes de una escuela de niños de pocos recursos.

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En Estados Unidos y otros países se han tomado medidas, públicas y privadas, para paliar en cierto modo la inequidad menstrual. Por ejemplo, suministrando toallas y tampones en los institutos, como este de Falls Church, en Virginia.

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En otros lugares del mundo, organizaciones sin fines de lucro enseñan a mujeres refugiadas a confeccionar toallas reusables debido al altísimo coste que llegan a alcanzar estos productos en su versión comercial, como ocurrió en 2021 en Líbano.

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El mismo tipo de talleres se hacen en países africanos como Nigeria, a partir de tejidos locales.

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En estos días, se está dando un fenómeno mundial que afecta también a EEUU: hay un desabastecimiento global de tampones, como se puede ver en estanterías de supermercados como este de Washington DC.

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