Rafael Nadal gana otra vez el Abierto de Francia, pero sigue sin derrotar una rara enfermedad en su pie

El mayor rival de Rafael Nadal no ha sido Novak Djokovic o Roger Federer -otros históricos ganadores de torneos grandes- sino un síndrome con el que ha luchado en cada paso de su carrera como tenista profesional.

Rafa Nadal levanta el trofeo número 14 en la cancha de arcilla de París. Es el tornedo grande número 22 de su carrera, la mejor marca de todos los tiempos.
Rafa Nadal levanta el trofeo número 14 en la cancha de arcilla de París. Es el tornedo grande número 22 de su carrera, la mejor marca de todos los tiempos.
Imagen Christophe Ena/AP

El peor rival en la carrera de Rafael Nadal no ha sido otro tenista, sino una enfermedad agonizante que sufre desde hace 17 años.

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Esa realidad lo acompañó también este domingo, cuando el tenista español logró su torneo grande número 22, superando su propio récord como el más ganador de torneos grandes del circuito global de tenis profesional masculino en toda la historia.

Nadal derrotó cómodamente al noruego Casper Ruud 6-3 6-3 y 6-0 para ampliar a 14 su número de triunfos en el Abierto de Francia.

Sin embargo, su indiscutible dominio de los Grand Slam ha estado acompañado de una condición médica que lo ha perseguido toda su carrera e incluso lo sacó de las canchas temporalmente. Se trata del síndrome de Müller-Weiss, también conocido como osteocondritis del escafoides, una condición rara, degenerativa e incurable que produce gran dolor y que llevó al tenista al punto de jugar con el pie anestesiado.

El escafoides tarsiano es un hueso presente en los pies y esencial para su funcionamiento. Si se deforma, como ocurre con este síndrome, “puede afectar el movimiento y resultar muy doloroso”, advierte la Clínica de traumatología y fisioterapia en Málaga.

“Esta enfermedad causa un dolor intenso y una pérdida de movilidad que condiciona muchísimo la calidad de vida de quien la padece”, explica al diario La Vanguardia Laia López-Capdevila, traumatóloga especialista en cirugía de pie y tobillo de la Clínica Diagonal, en Barcelona.

Se desconoce exactamente qué la causa. Hay quienes argumentan que ocurre por mala circulación en el escafoides y otros que consideran que ocurre tras repetidos microtraumas. Sólo presenta síntomas cuando ya poco se puede hacer para tratarla.

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Es tan rara que son pocos los casos reseñados sobre ella en la literatura médica.

Entre los poco que se sabe, se ha visto que afecta más a las mujeres y que suele aparecer entre los 45 y 60 años de edad, lo que hace del caso de Nadal -quien la presenta en el pie izquierdo- aún más atípico.

Nadal sobre el síndrome de Müller-Weiss: “Juego para ser feliz, pero el dolor te quita la felicidad”

El tenista fue diagnosticado con el síndrome de Müller-Weiss siendo un adolescente, en 2005, el mismo año que obtuvo su primer Roland Garros. Meses antes había sufrido una fractura de sobrecarga en el pie afectado, según un reportaje de ABC News.

Si bien no ha dejado de sumar infinidad de títulos desde entonces, batiendo incluso récords mundiales, el síndrome ha obligado en varias ocasiones a Nadal a retirarse de la cancha, como ocurrió el año pasado cuando renunció a Wimbledon y a los Juegos Olímpicos de Tokio, y hasta tuvo que pasar por el quirófano y pasar seis meses sin jugar.

Contra los pronósticos de quienes temieron que no se recuperaría, logró volver.

Pero el síndrome de Müller-Weiss tampoco dejó de afectar visiblemente su desempeño en algunos partidos como uno reciente en los Masters 1,000 de Roma donde prácticamente pudo moverse en el tercer set a causa del fuerte dolor.

“Soy un jugador que vive con una lesión constante. Eso es mi día a día. Es difícil, la verdad... y claro que a veces me cuesta aceptarlo. Volví a tener mucho dolor en el pie y ya está”, explicó el propio tenista tras esa derrota ante el canadiense Denis Shapovalov.

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En esa oportunidad advirtió que “ llegará un día en el que mi cabeza me diga basta”.

“Juego para ser feliz, pero claro, el dolor te quita la felicidad. Mi problema es que muchos días vivo con demasiado dolor. Disfruto de lo que hago, pero me da muchos días de infelicidad”, agregó.

Desde plantillas especiales hasta un pie anestesiado contra un dolor perenne

El uso de plantillas especiales que desviaban el punto de apoyo del pie y zapatillas especiales permitieron al tenista seguir jugando, tal y como advierte un reportaje de As.

Sin embargo, tampoco bastaron pues Nadal tuvo que recurrir a medidas más extremas como jugar con el pie anestesiado y llevarse al médico que lo ha atendido todos estos años, Angelo Ruiz Cotorro, al Roland Garros este año.

Todavía quedaría una solución más radical: una cirugía llamada artrodesis en la que se fusionan articulaciones del escafoides con el hueso astrágalo, pero implicaría renunciar al tenis profesional, advierte un reportaje publicado en La Vanguardia.

“Esta operación obligaría a la retirada del tenis profesional de Rafa Nadal. No le impediría hacer movimientos de flexoextensión, en la vertical del tobillo, arriba y abajo, pero perdería movilidad a los lados”, comenta a ese medio Laila López-Capdevila, traumatóloga especialista en cirugía de pie y tobillo de la Clínica Diagonal, en Barcelona.

"No sé si será mi último partido", advirtió Nadal

“Conozco mi situación y la acepto. No puedo quejarme. Hace dos semanas y media no sabía si podría estar aquí, así que simplemente disfruto el hecho de que estoy aquí por un año más”, dijo en declaraciones durante el torneo.

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Antes de jugar contra Djokovic el martes, había alertado no saber si sería su último partido. “No sé lo que va a pasar. Sé que voy a jugar este torneo porque estamos haciendo las cosas para estar listos, pero no sé lo que va a pasar después”, comentó.

Pese a la agonía que enfrenta, salió victorioso. Un triunfo que, sumado al de las semifinales, lo puso más cerca de ganar el Roland Garros por décimo cuarta vez, algo que materializó este domingo derrotando cómodamente al noruego.

Nadal dijo que no sabe qué le depara el futuro tras levantar el trofeo de campeón del Roland Garros, lo que sí es un hecho es que aumentan un poco más las posibilidades de un retiro forzado.

Con 36 años y su récord histórico de triunfos, el tenista de Mallorca ya no tiene que demostrar quién es el mejor.

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