Los vistosos rituales de amor y seducción del reino animal

Los flamencos tienen una forma muy particular de elegir su pareja para reproducirse. Durante la época de reproducción se puede observar a grupos enteros de estas aves en medio de una danza grupal en la que marchan de un lado para otro con el cuello estirado y girando la cabeza, todos al unísono. Es así como eligen su pareja, al finalizar la danza se dispersan ya en parejas. Estas parejas monógamas buscarán un sitio para anidar juntos en el que cuidarán su único huevo y luego cría, cada año.

Esta pequeña araña originaria de Australia mide tan solo dos pulgadas es la araña pavo real ( Maratus volans). Sus hembras son de color marrón pero los machos maduros presentan un abdomen con dibujos coloridos y radiantes que despliegan en una caricaturesca danza de cortejo para atraer a las hembras. En esta danza levantan el abdomen y lo hacen vibrar (más o menos como los pavos reales) para mostrar sus colores, caminan de un lado para otro y levantan un par de sus patas en lo que parecen señalizaciones para conducir el tráfico. Si sus colores y danza convencen a la hembra, ésta lo dejará aparearse. Pero si no son de su agrado, el macho corre riesgo de ser atacado e incluso matado por ella si no se aparta a tiempo.

Las nutrias de mar son famosas por tener una apariencia enternecedora y cariñosa, y no es para menos. Estos roedores que pasan su tiempo en el agua y comen ostras mientras flotan sobre sus espaldas, duermen tomadas de la mano. De este modo se aseguran de que las corrientes del mar no las separen mientras descansan. También, para no terminar perdidos mar adentro, se enrollan una pata con las algas marinas (quelpo) que les sirve de ancla. Las crías duermen sobre la barriga de sus madres que les ofrecen protección y calor y, además, se cree que cuando los cachorros juegan entre sí, los pequeños machos d ejan ganar a las hembras aunque tengan una ventaja física sobre ellas.

Existen 39 especies diferentes de aves del paraíso. Todas son oriundas de Madagascar y también todas tienen danzas y rituales de cortejo elaborados acompañados de plumajes deslumbrantes. Este es un ejemplo de una de ellas, el ave del paraíso soberbia. Al desplegar sus alas e inflar su plumaje, parece dibujar una cara sonriente de color azul iridiscente que le muestra en baile a la hembra para impresionarla. El macho que más brille y mejor baile, ganará su interés.