Las historias de hispanos, afroamericanos y asiáticos que no se cuentan en las áreas verdes de EEUU

Una coalición de organizaciones civiles pide mayor protagonismo. Aseguran que pdurante décadas los parques han mantenido su información y personal intactos mientras las poblaciones del país han cambiado y ya no los representan. Es urgente que esto se actualice para que sea más inclusivo con todas las poblaciones

Este es Adrián Hernández en el Dead Horse State Park en Utah.
Este es Adrián Hernández en el Dead Horse State Park en Utah.
Imagen Fundación Acceso Hispano

Una coalición de organizaciones civiles tiene ya varios años urgiendo al gobierno de EEUU a garantizar una mayor participación y protagonismo de ciudadanos hispanos, asiáticos y afroamericanos en los parques nacionales y áreas públicas de Estados Unidos.

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El año anterior, un manifiesto presentado a la Casa Blanca explica que hay muchos aspectos que impiden que las minorías visiten y utilicen estos espacios, incluyendo la lejanía geográfica, la falta de recursos económicos (lo que influye en gran medida en los desplazamientos) y las barreras culturales. Un ejemplo de esto último, según la líder Rue de Mapp de la organización OutdoorAfro, es cómo los afroamericanos han tenido miedo y siguen sientiéndose incómodos en los parques federales debido a los horrores de los linchamientos, las leyes de Jim Crow y otras formas de segregación racial que ocurrieron en sitios como el Shenandoah National Park, en Virginia.

También los asiáticos tienen sus resistencias con los parques nacionales, pues como incide el manifiesto, en el pasado “muchos japoneses-americanos fueron encerrados en campos de concentración, muchos de los cuales estaban en terrenos públicos”. Esto ocurrió en parques como el Tule Lake y Manzanar, en California, y el de Minidoka, en Idaho.

Muchos hispanos también se sienten marginados en estos espacios. Muchos de ellos tienen antepasados nativos que fueron despojados de sus tierras y guardan un rencor histórico con esos parques. “Muchos de los parques nacionales tienen departamentos de arqueología porque obviamente hay ruinas allí. Pueden ser ruinas viejísimas o más contemporáneas. Pero lo cierto es que esas tierras no siempre fueron parques y alguna vez pertenecieron a nativos y eso no siempre se les reconoce”, asegura Manuel Galaviz Ceballos, estudiante de Universidad de Texas en Austin y defensor de la comunidad de origen mexicano.

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Es por ello que una inciativa presente desde el gobierno de do al presidente Barack Obama busca que se conozcan más las historias de las minorías. Como aquellas otras en las que estas comunidades se levantaron y lucharon para evitar que les quitaran sus espacios públicos. Un ejemplo de esta resistencia con hispanos es el Parque Chicano de San Diego, California, considerado centro histórico y recién postulado como Monumento Nacional.

En 1950, se construyó la primera autopista de California. Esta partía por la mitad una comunidad de inmigrantes que estaban allí precisamente porque era donde se les permitía vivir debido a las leyes raciales. La gente empezó a perder acceso a la Bahía, a la playa y a las zonas naturales, cuenta Galaviz.

“Despedazaron la comunidad donde vivían. Desplazaron a miles de familias afroamericanas y mexicanas. Ellos se quedaron sin zonas verdes ni espacios y entonces en 1970 se enojaron mucho y ellos le dijeron al gobierno local que sus hijos no podían jugar o caminar en la autopista, que necesitaban espacios verdes y tomaron un lote que estaba deshabitado y lo transformaron con magueyes, nopales y todo tipo de plantas. Lo convirtieron en un parque comunal: el Parque Chicano que hoy permanece y que además, está lleno de grafitis que honran el legado cultural de esta comunidad”.

Pero en el presente también hay retos importantes, aseguran los activistas sociales en el memorando a Obama. El sentimiento anti-inmigrante ha impactado negativamente el acceso de los latinos a los terrenos públicos, especialmente en zonas fronterizas. “En el parque entre Tijuana, México y San Diego, California la gente ni se acerca. Los indocumentados, por razones obvias; pero tampoco las personas con documentación van porque ' la Migra' está siempre por ahí y no quieren sentirse discriminados ni maltratados. Aunque sea una reserva natural bonita, nadie va”, recalca Galaviz.

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El problema no se limita a una cuestión de reconocimiento histórico.

Jóvenes de la Iglesia Católica de San Cayetano en Denver pasaron un fin de semana de senderismo y rafting en Browns Canyon.
Jóvenes de la Iglesia Católica de San Cayetano en Denver pasaron un fin de semana de senderismo y rafting en Browns Canyon.
Imagen Fundación Acceso Hispano


“He viajado en carro por unos 15 parques con mi familia y nunca he visto un solo guardaparques que hable español, que sea afroamericano o asiático. Uno sabe que están muy ocupados, pero nunca saludan ni explican mucho ni en inglés, menos a otros. Nunca contaron una historia. Nunca se han acercado a platicar con nosotros. Cuando yo era niña, mi papá José y yo éramos los que más hablábamos inglés. Entonces, cuando llegábamos a un parque buscábamos toda la información posible y se la íbamos traduciendo a mi mamá Hilda y hermana’’, asegura la joven Zoraida Martínez, una estusiasta hispana de estos espacios.

Y agrega: “yo sé que mi experiencia no es la típica de las familias hispanas. Muy pocos conocen los parques y creo que es porque la mayoría de las personas ni saben qué hay allí, que están disponibles o no tienen dinero para pagar la gasolina o el transporte para ir hasta allí".

La joven californiana, de 24 años, realiza actualmente una pasantía en la organización Conservation Colorado para comunicarle a la población los beneficios de los parques nacionales, , cuyo parque favorito es el Parque Nacional de los Arcos, en Utah. “Yo no sabía antes, pero ahora tengo muy claro que esto es lo que amo hacer y me gustaría que más personas de todos los orígenes puedan visitar y disfrutar la naturaleza tanto también”, dice Martínez, quien asegura que estos paseos familiares le cambiaron la vida y que piensa hacer una maestría en Políticas Ambientales Públicas.

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“Por décadas los parques han mantenido su información y personal intactos mientras las poblaciones del país han cambiado y ya no los representan. Es urgente que esto se actualice para que sea más inclusivo con todas las poblaciones. Nuestras áreas públicas tienen que reflejar la diversidad demográfica y étnica de los ciudadanos de nuestro país”, asegura por su parte Maite Arce, presidente y CEO de la Fundación Acceso Hispano, una de las organizaciones promotoras de esta iniciativa. Como incide, el futuro de los parques nacionales puede depender de este cambio y de que se esfuercen por “mirar más a poblaciones como hispanos”.

“Está claro que el futuro de Estados Unidos es de las minorías que están creciendo cada vez más. Si no logramos que estas sientan que los parques les pertenecen, en el futuro podrían votar por no protegerlas y más bien desprotegerlas porque no les encuentran valor. Ya hay congresistas que abogan por liberarlas para el uso comercial. Ese sería un futuro muy triste para muchas áreas y mucha herencia biológica e histórica”’, opina Arce.

Silvia Perez-Rathell, directora nacional de relaciones corporativas y federales en Washington D.C. de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos ( LULAC, por sus siglas en inglés) coincide. “Lo fundamental es tener más educación y visibilidad sobre los parques nacionales. Cuanto más conozco la historia hispana de los parques, más interés tendré en visitarlos. También está claro que entre más hispanos se vean en los parques –como guardaparques o visitantes– más de ellos tendrán interés en visitarlos. Otra consideración importante es que las visitas a los parques tienen que ser coordinadas como una vacación para toda la familia y cuesta dinero, lo que es una limitación”, asevera

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“A mí me parece que falta más gente hispana trabajando en estos parques o al menos gente bilingüe para que hable con las personas que llegan de otros lados. No solo con latinos, sino también asiáticos. De todas partes. Estos son sitios que deben compartirse”, reconoce Martínez.

“Existen oportunidades para todos en los parques nacionales, pero no se están comunicando bien a todas las poblaciones. Esto se puede y debe mejorar y esa es nuestra lucha”, concluye Maite Arce.

“Les pedimos mejorar el acceso a todas estas zonas, acercar a todas las poblaciones del país y permitirles apropiarse de esos espacios. También le pedimos mejorar el acceso, incluir más guardaparques y especialistas que representen a estas comunidades para que ellos mismos puedan recuperar y contar sus propias historias y en sus propios idiomas. Esta una deuda que este país tiene desde hace mucho con estos grupos. Es hora de actuar”, enfatiza Arce.

Como insiste, lo que se busca es que todos los niños y adultos estadounidenses tengan la oportunidad de descubrir su propia historia y el patrimonio en las áreas públicas y que las agencias federales a cargo de los terrenos deben comprometerse a respetar e integrar las diferentes culturas a través de la divulgación, la administración y la interpretación.


Otras de las organizaciones promotoras son: CLLARO, Green Latinos, HECHO, Hispanic Federation, Latino Coalition for a Healthy California, Latino Outdoors, Valle del Sol y VOCES.