Es evidente que las elecciones en Estados Unidos surtirán efecto en las que se llevarán a cabo en México en 2018. Por el momento solo existen reacciones de bote pronto, más o menos fundadas. Por ejemplo: que la derrota de Hillary Clinton debilita a Margarita Zavala Calderón, no sólo porque el pase de la batuta matrimonial no es bien visto en ninguna parte, sino también porque el electorado mexicano –por buenas y malas razones- tal vez no la vea con las dimensiones necesarias para enfrentar a Trump. Por ejemplo: si cualquier candidato de Peña Nieto y del PRI estaba condenado a perder el magro crecimiento económico del próximo año y de la primera mitad de 2018 lo golpeará más todavía. Por ejemplo: la extensión a EEUU de la ola antiglobalizadora, antisistémica, anti-clase política tradicional, puede contagiar a México, y favorecer a Manuel Andrés López Obrador. No porque él represente una opción antisistémica –no hay nadie que pertenezca más a la partidocracia mexicana de nuestro sistema político que él– sino porque la gente así lo considera.
México necesita liderazgo para la era de Trump (que puede durar hasta 2024)
“El electorado puede ver en esta coyuntura, de manera directa y tangible, el impacto que la política exterior tendrá en política interna”,


Lo más interesante, sin embargo, yace en un posible cambio de las actitudes y preocupaciones de los votantes en México. El electorado mexicano nunca se había interesado realmente en asuntos de política exterior… hasta ahora. Las glorias y desventuras de las relaciones internacionales de México eran un asunto de élites, y más bien incluso de especialistas. Caracterizar el exterior como un espacio de oportunidades o una palanca de desarrollo, nunca atrajo mayormente la atención del ciudadano de a pie. Pero si este último percibe al exterior como una amenaza, real o en potencia, la actitud evidentemente cambiaría.
Dependiendo de la coyuntura y del país, docenas de líderes han basado exitosamente sus campañas y sus gobiernos en consideraciones geopolíticas y de política exterior. Nunca había sido el caso en México. Ahora podría ser diferente porque el electorado puede ver en esta coyuntura, de manera directa y tangible, el impacto que la política exterior tendrá en política interna e intuye, quizás por primera vez, que su empleo, su vida cotidiana, su ingreso, su seguridad, dependen en una gran medida de lo que sucede en EEUU, y de cómo el gobierno de México se conduzca frente a los retos que de allí emanan.
Un poco como en EEUU, los mexicanos estamos enojados y ahora también asustados. México necesita liderazgo para la era de Trump (que puede durar hasta 2024). En esta coyuntura, dicho liderazgo, antes que prometer otra cosa, debe poder defender a los mexicanos de las amenazas del exterior, con algo más que la repetición fatigosa de lugares comunes o abstracciones.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







