El Senador Marco Rubio ha logrado mantenerse a flote en la escena política gracias a su talento multidimensional, pero esta vez puede que la estrategia no le funcione. Después de su salida vergonzosa de la contienda presidencial, Rubio juró que nunca buscaría la reelección al senado. Luego, a solo unos meses de haber hecho esta declaración, cambió de parecer y volvió a la contienda de la posición gubernamental que, el mismo nos dijo, tanto desprecia. Durante su carrera, Rubio ha cambiado sus posiciones políticas a menudo, siempre teniendo como prioridad su propio interés político, incluso por delante del bienestar de sus electores en la Florida. Pero en estas elecciones, Rubio ha demostrado que su descaro y su interés personal no tienen límites y ha llegado al punto más bajo de su carrera, apoyando a Donald Trump incluso a sabiendas del peligro que este hombre representa; todo porque le importa más ganar la reelección sin importar las consecuencias para los demás.
Marco Rubio, un hombre sin espina y un títere político
“Rubio sigue apoyando a Trump como candidato para presidente. Y esta contradicción demuestra que no tiene el carácter moral para dejar a un lado su interés y hacer lo correcto”.


Cuando Donald Trump llamó a los latinos y a los inmigrantes criminales, Rubio, viniendo de una familia inmigrante, no dijo nada. Cuando Donald Trump insultó a la familia Khan, cuyo hijo dio la vida por este país, Rubio mostró preocupación pero al final del día no hizo nada al respecto. Cuando la grabación de la conversación sexista de Trump salió a la luz, Rubio de nuevo no hizo nada. Incluso después de que 10 mujeres han acusado a Donald Trump de abuso sexual, Rubio sigue sin hacer nada al respecto, dando excusas sobre por qué apoya a Trump. Y hasta el día de hoy, Rubio sigue apoyando a Donald Trump. Pero esta vez puede que le salga el tiro por la culata.
Rubio se encuentra hoy tan solo dos puntos por encima de su contrincante demócrata y podría perder la elección gracias a su contradicción más grande, su supuesto “desprecio” por Trump, y su apoyo hacia Trump. Su constante cambio de opinión hacia lo que es políticamente conveniente en el momento, no es sorpresa para nadie. Pero esta vez su descaro ha llegado demasiado lejos y le puede costar muy caro.
Las pocas veces que Rubio propuso medidas que beneficiarían a la comunidad latina y al país, las abandonó en cuanto dejaron de servirle como ficha política. La medida que marcó su carrera como senador fue una propuesta para pasar una reforma migratoria, con la que Rubio mostró valentía al enfrentarse a su partido y abogar por la comunidad latina. Pero en cuanto las cosas se pusieron difíciles, cuando más necesitábamos su liderazgo, Rubio abandonó la medida y se volcó al polo opuesto. Como candidato para la presidencia incluso prometió deshacerse de DACA y DAPA el primer día de su presidencia.
Rubio ha demostrado una y otra vez que no está interesado en el bienestar de la comunidad latina. Al apoyar a Trump, de nuevo tomó el lado del interés político. No importa cuántas veces Rubio repruebe los comentarios ofensivos que Trump ha hecho en contra de las mujeres o cuántas veces llame la posibilidad de elegirlo como algo “aterrador” o “perturbador,” las palabras se las lleva el viento y una acción vale más que mil palabras. Rubio sigue apoyando a Trump como candidato para presidente. Y esta contradicción demuestra que no tiene el carácter moral para dejar a un lado su interés y hacer lo correcto, no tiene el carácter moral para saber la diferencia entre el bien y el mal, y mucho menos para alzar la voz por la comunidad latina, por su propia gente. Prefiere hacer un trato con el diablo, con tal de no perder votos.
Que Rubio está al borde de perder su reelección no es coincidencia. Es castigo divino después de años de prometer una cosa en inglés y otra en español en sus entrevistas, de decirle una cosa a su comunidad y hacer otra cosa en el senado, de tener posiciones que se contradicen y no le benefician a nadie más que a él. Esta vez, la comunidad latina y la comunidad de Florida entera están poniendo atención y deben salir a votar en noviembre y demostrar que no van a elegir a un político que no representa a uno solo de su electorado, sino solo a sus intereses políticos.
Rubio es un hombre sin espina, un títere político que siempre va a poner su partido, y por ente su futuro político, por encima de todo, incluso del bienestar de su país. No podemos confiar en Rubio y no se merece la reelección. Él mismo nos dijo cuanto odia su trabajo en el Senado, así que démosle unas vacaciones y elijamos a Patrick Murphy. Tal vez con unas buenas vacaciones Rubio puede tomar el tiempo para reflexionar y finalmente decidir quién es, cuáles son sus posturas, y poner sus prioridades en orden.
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