WASHINGTON, DC - En su programa “The Apprentice”, el ahora presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, disfrutaba pronunciando la frase "You are fired", o estás despedido, al eliminar uno a uno a los aspirantes a un puesto de trabajo en su "imperio". Después de todo era el mandamás.
El aprendiz de presidente
“El modo de "gobernar" de Donald Trump semeja más una autocracia donde los deseos de una sola persona son órdenes, y cuando las cosas no van como él desea arremete contra quien sea y como sea”.

Ahora como presidente Trump parece olvidar que vivimos en una democracia y que hay tres poderes: el Ejecutivo, que él ahora ocupa; el Legislativo, que ahora controla por mayoría el Partido Republicano, y el Judicial, integrado por nuestras cortes, con la Corte Suprema como el máximo tribunal. Y para mal de Trump, la prensa es conocida como el Cuarto Poder.
Trump sigue siendo el mandamás. Su modo de "gobernar" semeja más una autocracia donde los deseos de una sola persona son órdenes, y cuando las cosas no van como él desea arremete contra quien sea y como sea. ¿Será por eso que tanto admira al presidente ruso Vladimir Putin?
El viernes, el juez federal de distrito del estado de Washington, James Robart, bloqueó temporalmente, a nivel nacional, el veto de Trump al ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de siete países mayormente musulmanes. El Departamento de Justicia apeló el fallo, pero el tribunal de apelaciones del Noveno Circuito denegó restituir inmediatamente el veto.
El juez Robart fue nombrado por el expresidente republicano George W. Bush. Pero Trump, quien tanto se precia de estar del lado de "la ley el orden", arremetió contra el juez. ¿Dónde más? En Twitter, catalogando el fallo de "ridículo" y se refirió a Robart como el "supuesto juez".
Ya Trump había demostrado su animosidad hacia jueces que vayan en contra de sus designios y deseos. No olvidemos que el juez que presidía el caso de corrupción contra la Trump University, Gonzalo Curiel, fue blanco de las dulzuras de Trump, quien se atrevió cuestionar su independencia judicial por ser "mexicano" y "porque yo voy a construir un muro". Curiel nació en Indiana, hijo de padres mexicanos.
El decreto sobre el veto musulmán augura batallas judiciales entre el gobierno de Trump y los diversos sectores que ya lo han demandado por ser una política discriminatoria y, según entendidos, con visos anticonstitucionales por centrarse en musulmanes mas no en cristianos; es decir, discriminación por nacionalidad y religión. Los méritos del caso no han sido debatidos, toda vez que el proceso se ha centrado inicialmente en frenar el decreto que ha generado caos a nivel nacional e internacional.
Este pasado fin de semana continuaron las manifestaciones contra el decreto a través del país y apenas estamos en la tercera semana de la presidencia de Trump, cuyo desempeño, según un reciente sondeo de CNN, no es favorecido por 53% de los estadounidenses.
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Trump no solo tiene peleas contra jueces. Su diplomacia de papel de lija se ha manifestado en las llamadas con otros mandatarios. En México se armó un revuelo porque presuntamente le habría dicho al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que si el ejército mexicano no hacía más para combatir el narcotráfico, tendría que enviar tropas estadounidenses. Al Primer Ministro de Australia le reclamó el acuerdo "estúpido" de recibir a 1,200 refugiados a quienes se refirió como "ilegales".
Y comenzó a tocar tambores de guerra al no descartar una acción militar contra Irán si viola los acuerdos sobre armas nucleares. El gobierno de Trump impuso sanciones a Irán tras un ejercicio militar con misiles balísticos. Trump declaró en Twitter que Irán "está jugando con fuego".
Su estilo es abrasivo con aliados y no aliados, excepto Rusia. Un peligroso estilo aislacionista de quien cree que no forma parte de una comunidad internacional y que no necesita de nadie hasta el momento en que enfrentemos una crisis y tenga que pedir ayuda a quienes ahora insulta.
Y a nivel doméstico, con sus decretos migratorios ha desatado miedo e incertidumbre entre la comunidad inmigrante, particularmente los indocumentados, aunque no tengan historial delictivo. Al interior del país el cerco que propone Trump es tan amplio, que cualquier indocumentado sería prioridad de deportación. Y todo esto lo propone sin que medie la intervención del Congreso.
El viernes, en una teleconferencia, Marshall Fitz, director de política migratoria de Emerson Collective, habló de los paralelos entre Trump y el comienzo de regímenes autoritarios. Entre la lista de paralelos mencionó el vilipendio de minorías religiosas y étnicas. "Pero ninguno de los paralelos en esta marcha hacia la autocracia es más obvio que sus asaltos a los inmigrantes, retóricamente y mediante la vía ejecutiva", indicó.
Ojalá que el sistema de control y equilibrio de poderes prevalezca en la presidencia de Trump, porque a menos que se le descubra algo que amerite un juicio de destitución, nos restan cuatro largos años de un aspirante a autócrata. Eso si en 2020 surge un candidato o candidata que haga que los electores le digan a Trump “You are fired”. Porque de lo contrario, serán ocho largos años de un presidente que más que líder es un aprendiz.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.








