Ante la incertidumbre derivada de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se han sugerido todo tipo de defensas y resguardos para los más vulnerables: los indocumentados. Contrario a la creencia de algunos pocos, no se está sembrando el miedo al buscar atender de inmediato y con urgencia las amenazas de Donald Trump. El miedo que el “efecto Trump” sembró en el mundo, y en particular en nuestros hermanos indocumentados, no es una construcción periodística sino un siniestro efecto político-social de lo proclamado por el presidente electo.
Dilema migratorio: Sí se puede perdonar a los dreamers
“Obama tiene la obligación moral de alzar la voz de manera clara y fuerte para proteger a los recipientes de DACA, dejando como precedente una protección que se espera sea respetada y mantenida por el próximo presidente”.

Haciendo frente a la amenaza de Donald Trump se han buscado todo tipo de soluciones para tratar de proteger a los indocumentados en Estados Unidos. Una de ellas fue la posibilidad de que les fuera otorgado un perdón (indulto) presidencial, que protegería a una gran cantidad de inmigrantes contra las acciones de Trump, quien ha anunciado una atroz agenda de deportación masiva. Ante nuestra súplica nos es claro que:
1. El presidente Obama tiene la facultad para perdonar ampliamente a individuos o masas por ofensas contra los Estados Unidos. Dicha facultad fue otorgada a los presidentes en 1789, bajo el Artículo II, Sección 2 de la Constitución de los Estados Unidos, donde se establece que el presidente “tendrá poder para conceder indultos y perdonar ofensas contra los Estados Unidos”.
2. El Congreso no puede restringir el poder de indulto unilateral e irrevocable del presidente. La Corte Suprema ha dicho que “el Congreso no puede interferir de ninguna manera con el poder del presidente para perdonar”. El perdón serviría como un escudo de protección a “ciertos inmigrantes deportables” ante un posible castigo y una persecución imprudente debido a su prolongada estancia ilegal en Estados Unidos.
3. Las leyes vigentes no sufrirán ningún cambio. Seguirán intactas, vigentes y aplicables a cualquier futuro violador de las normas migratorias.
4. Si una futura administración no honra el perdón, quel es único e irrevocable, los beneficiarios lo podrían usar como un posible escudo contra cualquier procedimiento inhumano de deportación, aumentando sus posibilidades quedarse en Estados Unidos y solucionar su estatus migratorio.
5. El Presidente Obama no es quien otorga estancia legal en Estados Unidos, pero es posible que un perdón presidencial, aunque fuera simplemente SIMBÓLICO, proteja a los soñadores, recipientes de DACA, honrados padres de familia y/o ejemplares trabajadores de una agenda de deportación atroz e inhumana.
6. El indulto presidencial es un acto administrativo, es un derecho unilateral exclusivo del presidente y no una ley. Puede ser otorgado sin ser previamente solicitado y sin mayor papeleo ni complicación. Un indulto puede ser parcial o total, individual o general (grupal/masivo), y su finalidad es remitir todas las penas a las que ha sido “condenado” un individuo, o bien a comnmutarlas.
7. Es tradición que al acercarse el fin de un término presidencial, el presidente en turno tome decisiones fuertes acerca de a qué individuos otorgará perdón presidencial. Al acercarse el el Día de Acción de Gracias, el presidente empieza a otorgar perdones presidenciales. De forma inteligente y estratégica, el presidente establece mecanismos para dejar todo en orden antes de dejar la Casa Blanca. En este caso, pedir indulto para los indocumentados no está fuera de tiempo, ni es una súplica desmedida.
8. Los más vulnerables quedarán desprotegidos ante las amenazas de Donald Trump si el presidente Obama no alza la voz para defenderlos. Los recipientes de DACA –cerca de 750,000 jóvenes– quedaran totalmente desamparados y en sumo peligro ya que Trump prometió acabar con dicho programa. Es tiempo de alzar la voz e intentar frenar la ola de odio y racismo que ha generado el efecto Trump. La rápida evolución de las tendencias migratorias, la diversidad y el multiculturalismo que muestra Estados Unidos en el siglo XXI, merecen una agenda de acción energizada por parte del gobierno.
9. Los jóvenes recipientes de DACA entregaron sus datos personales, creyeron en la nación, creyeron en las buenas intenciones del presidente Obama y cumplieron con sus requisitos –incluido el pago por su aplicación–. No es justo que simplemente sean desprotegidos, desasistidos y dejados a su suerte. Estimo que el presidente Obama tiene la obligación moral de alzar la voz de manera clara y fuerte para proteger a la gente inmigrante (recipientes de DACA), dejando como precedente una protección que se espera y sea respetada y mantenida por el próximo presidente.
10.Obama ha sido uno de los presidentes más nobles y que más perdones presidenciales ha otorgado. Dejando claro que la palabra del presidente vale y tiene un gran peso, su perdón sería la última esperanza para algunos indocumentados que viven hoy en medio de un gran desasosiego.
A pesar de la negativa de la Casa Blanca de otorgar un perdón presidencial a los dreamers, no nos damos por vencidos, porque constitucionalmente sabemos que ¡Si se Puede! Los demócratas de la Cámara de Representantes y las asociaciones civiles no han abandonado esta idea y han decido seguir en la lucha, persuadiendo al presidente a que indulte los recipientes de DACA por su estancia ilegal en el país. Y algunos han argumentado que es posible hacerlo por la vía del perdón presidencial.
Pese a que la Casa Blanca ha sugerido que no puede otorgar el indulto a los inmigrantes indocumentados y expertos legales advierten que perdones en masa podrían ser declarados inconstitucionales, un artículo del New York Times señaló que el razonamiento jurídico de la propuesta está vinculado a la redacción inicial de la cláusula de indulto de la Constitución.
La cláusula se ha utilizado casi exclusivamente para condenas penales, no civiles –como las violaciones de inmigración–, pero los defensores un posible indulto argumentan que cuando se redactó la Constitución la distinción entre derecho penal y derecho civil era menos clara y que el poder presidencial fue utilizado para perdonar delitos que constituirían violaciones civiles bajo las normas actuales.
El rey George III usó su poder de perdón para liberar a miles de personas de una pena conocida como “transportation”, precursora de la deportación moderna, que “evolucionó en Inglaterra desde el antiguo castigo del destierro”.
Activistas de la petición argumentan que la Corte Suprema ha sostenido repetidamente que el alcance del poder de perdón es idéntico al alcance del poder análogo de que gozaba el Rey de Inglaterra en el momento de la firma de la Constitución de los Estados Unidos.
Para efectos de generar conciencia, inspirar el cambio e impulsar una positiva transformación social hemos hecho llegar cartas al presidente Obama pidiendo que asuma el último desafío antes de salir de la oficina presidencial. Obama tiene la oportunidad de posicionarse como uno de los mejores presidentes en las historia de Estados Unidos de América. En esta columna de opinión aliento a los demás simpatizantes de esta idea a que con la mejor intención de lograr un cambio hagan llegar sus súplicas al presidente Obama.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.








