Eugenio Derbez: un inmigrante latino que no descansó hasta mostrar su talento

Mucho nos defendemos, y con razón, de la intolerancia que se levanta en esta -y en cualquier- cultura para denigrar a un flanco frágil y débil entre mayorías: los inmigrantes, los extranjeros, los de otra raza, los de otro idioma.

Y claro que es necesario, pero quizás lo es tanto o más detenernos a mirar a quien con su obra puede darnos estímulos, luz, muestras palpables, de que siempre nos podemos hacer camino, no importa la vida que nos haya tocado, dónde hayamos nacido, la actividad en que nos desempeñemos.

La vida no se trata del lugar al que vamos sino de seguir andando.

Aunque claro que salió en las noticias y fue entrevistado diversamente, su significación trasciende la frecuencia con que se haya dicho: la prolija participación de Derbez nada más y nada menos que en el largometraje que ganó este año el premio a mejor película de la Academia, es un mérito grandioso, grandilocuente y más que plausible... Y merecidísimo, además.

La destreza, la gracia, la propiedad, la presencia y el carácter con que la actuación de Derbez da vida a Bernardo Villalobos, el maestro de música que cambia la vida de Ruby Rossy, la protagonista de Coda, merece muy diversas apreciaciones, además de celebración común.

Derbez es un hombre trabajador, que llegó a costa de puro talento y empeño a la cima del espectáculo mexicano (y la comunidad hispana en general), como actor y creador de comedia, poniéndole el lazo a su carrera con la Familia P. Luche, una idea original que entrelazó el albur de su cultura con la técnica narrativa del sitcom. Ahí se formaron generaciones de escritores, productores y actores, que mejoraron la industria televisiva mexicana con estudio y técnica, y algunos hasta se lanzaron incluso a emprender después sus propios proyectos.

Para Derbez, en cambio, lejos de sentirse en la cúspide del camino, el camino seguía. Y a los 52 años decidió mudarse a Los Ángeles, desde donde su carrera inició de nuevo desde cero.

Villalobos, como si fuera un eco de la propia carrera del actor que le da vida, se lo dice muy resumido y contundente al personaje que encarna Emilia Jones en Coda: sin disciplina, no hay caso. Y una vez que te lo propones, hay que conseguir el camino para sacar toda la pasión por lo que queremos hacer, "dejar salir a ese monstruo", creer en ti.

Villalobos, un personaje exhuberante y sabio, arbitrario y sin complejos, le dice a la especialísima, confundida e inexperta Ruby que es importante tomar conciencia de nuestros propios talentos, reconocer las oportunidades, no creer que los demás no nos entenderán, y comprometerse.

Pero, como es de suponer, ese profesor de música, anclado a su pasión y curtido en mil batallas, queda muy lejos de un viejo sabio que da sermones aleccionadores de sabiduría. Sus mensajes, más bien, se deslizan en una auténtica interpretación, que nos traen unas repentinas rabietas que nos dan risa, hace experimentar a la protagonista la artista que hay en ella y, por últimas, entender cuál es su destino.

Si no han visto Coda no dejen de verla (no importa quién lo diga ya, se ganó el Oscar a mejor película, aunque la ceremonia haya sido eclipsada por una penosa cachetada). Encontrará el epítome de un actor que ha llegado muy lejos, que no para en su camino, que es inmigrante, latino, y no descansó hasta mostrar su talento.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.