El 17 de marzo, Luiza Bandeira, investigadora asociada del Laboratorio Digital Forense del Atlantic Council, encontró en Facebook un conjunto de páginas y perfiles que tenían algunos puntos en común: habían sido creados en Sudáfrica, más o menos alrededor de los mismos días, eran espacios en los que se hablaba del nuevo coronavirus como una enfermedad extremadamente seria y cruel y vendían mascariilas.
Confirmado: hay dinero financiando noticias falsas sobre el covid-19 y predadores llenando los bolsillos
"Tras sembrar el horror entre sus seguidores, las páginas ofrecían el milagro: mascarillas por 179 rands sudafricanos, o $10".

Luiza y el equipo del Atlantic Council empezaron entonces a investigar la conexión entre esas páginas y concluyeron que había más conexiones entre ellas. Algunos de los administradores consistían en perfiles falsos - recién creados - y, lo que es peor - difundían desinformación sobre el covid-19 con alta frecuencia.
Así que un número gigantesco de usuarios de Facebook, extremadamente preocupados con el nuevo coronavirus, se sumaban a esas 33 páginas y perfiles para compartir sus angustias y acababan recibiendo enlaces con noticias sobre "China cremando miles de infectados en Wuhan", sobre cómo el covid-19 "es una arma biológica" para ser utilizada durante guerras o que un "médico de Hubei ha revelado la existencia de un nuevo virus capaz de provocar infartos mortales". Todo cuidadosamente pensado para elevar el pánico.

Tras sembrar el horror entre sus seguidores, las páginas ofrecían el milagro: mascarillas por 179 rands sudafricanos, o $10.
"¿Qué estás haciendo para para proteger a tu familia hoy?", preguntaban los administradores de las páginas.
Trabajos como el de Atlantic Council complementan el de los fact-checkers. De hecho, deberían estar conectados siempre, en una especie de línea de producción en contra de la desinformación. Los verificadores de datos primero detectarían una falsedad y se la pasarían a los investigadores para que encontraran su origen y produjeran un informe. Este documento debería entonces aterrizar en una red social para que ella pudiera tomar una decisión sobre la información falsa. En el caso de Sudáfrica, eso se hizo y allí estaba Facebook.
"Hemos removido esas páginas y grupos por haber engañado a las personas y por haber intentado burlar nuestra prohibición de ventas de materiales médicos", dijo Facebook.
Pero, según Luiza, el problema sigue. El interés financiero también mueve la distribución de noticias falsas en Brasil y ella ya está trabajando en el caso.
Hace unos días, encontró páginas de Facebook y grupos de WhatsApp (en Brasil, WhatsApp tiene más de 170 millones de usuarios) con características semejantes. Otra vez, la desinformación sobre el covid-19 se mezclaba con el pánico con el fin de estimular a los usuarios a entrar en un estado que les dejaba predispuestos a comprar un… ¡generador de ozono! Pues sí.
"Estoy vendiendo generadores de ozono. Los que estén interesados, mándenme mensajes en privado. El ozono combate el virus tanto en el ambiente como dentro del cuerpo", escribió uno de los miembros del grupo de WhatsApp "Urgente Corona virus".

Así como los fact-checkers, Luiza y los demás investigadores del Atlantic Council no tienen descanso. Y antes de que haya cualquier duda: no. El ozono no cura el covid -19.
Esta columna forma parte de una alianza entre Univision Noticias y la International Factchecking Network (IFCN) / Poynter Institute con el fin de combatir la desinformación. Se publica simultáneamente en español y en inglés.
En colaboración con Luminate








