Cómo no ser un dinosaurio

"Soy un dinosaurio en peligro de extinción. Lo que ocurre, les expliqué, es que exigirle a la gente que haga una cita diaria, a una hora específica, para que un noticiero le cuente lo que pasó en las últimas 24 horas es algo del pasado. Para ser relevantes, la tecnología nos obliga a estar presentes en las redes sociales y en la internet a toda hora".

Imagen David Maris

José José acababa de morir y millones de mexicanos (y latinoamericanos) querían saber más. ¿De qué había muerto? ¿Dónde lo iban a enterrar? ¿Cuándo sería su homenaje público? Las redes sociales estaban llenas de mentiras, exageraciones y supuestas declaraciones sin confirmar. Y lo que faltaba era, sencillamente, buen periodismo.

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La historia de la muerte de José José era mucho más complicada de lo que se pensó en un principio. Sus dos familias no se ponían de acuerdo en las cosas más básicas -como dónde enterrarlo- y por un par de días ni siquiera se supo con certeza en qué lugar descansaban temporalmente los restos del cantante.

Además, había muerto en Miami -donde vivió sus últimos 26 años- pero sus fanáticos lo reclamaban en México para un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes, donde nunca pudo cantar en vida. ( El éxito es la mejor revancha).

De pronto, la muerte de uno de los mejores intérpretes de nuestros tiempos en cualquier idioma -y la verdad, estoy cansado de repetir y repetir eso del "príncipe de la canción"- sacó a relucir las gigantescas divisiones culturales que hay en Estados Unidos.

Mi último noticiero
Jorge Ramos

“Al decir esta noche mis últimas palabras en el noticiero, me quedé pensando en todo lo que me queda por delante. Después de todo, los periodistas nunca se retiran. Estamos condenados toda la vida a perseguir noticias, a perseguir lo nuevo”. <br/>

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Inventando otro Macondo
Jorge Ramos

“El reto de la serie era, en el mejor de los casos, complementar al libro y dar una visión, entre millones, de cómo era la vida en Macondo. Y lo logra. Agradezco las narraciones tomadas íntegramente del libro y las magníficas actuaciones marcadas por las páginas más que por las improvisaciones”.

Cómo vencer a Trump
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<b>“</b>En la cabeza de Trump todo conspira para demostrar su poder. Ganó la elección y el voto popular, se desvanecen los juicios en su contra, y legalmente se siente protegido para hacer lo que se le pegue la gana. Se siente en el tope. Es en este contexto que Trump amenazó con la imposición de aranceles contra México, Canadá y China”.

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En México nadie sabe cómo
Jorge Ramos

<i>“Duele pero hay que decirlo: en México nadie sabe cómo detener la violencia. Si lo supieran, ya lo hubieran intentado. Lo que hemos visto desde la época de Felipe Calderón, cuando se declaró la guerra contra los narcos, son distintos experimentos -todos fallidos- para enfrentar la violencia”.</i>

La cruel y tonta idea de las deportaciones masivas
Jorge Ramos

<i>“Causarán un daño irreparable a miles de familias y a la economía estadounidense. No se trata de expulsar a los indocumentados sino de integrarlos a este país. Sería mucho más barato y efectivo. Pero Trump y sus asesores solo se oyen a sí mismos”.</i>

Trump: una amenaza para México
Jorge Ramos

“Hay mucho que negociar antes que Trump tome posesión el 20 de enero. Pero el peligro de deportaciones masivas, aranceles y hasta de operaciones militares en su territorio ha puesto en alerta a la nueva presidenta de México. Sheinbaum y Trump ya hablaron y se dijeron esas cosas huecas que se dicen los presidentes por teléfono”.

Y si los latinos deciden la elección…
Jorge Ramos

“La realidad es que cada vez hay más votantes latinos. Este año hay 36.2 millones de hispanos elegibles para votar, casi cuatro millones más que en 2020, según el centro Pew. Y aunque no todos van a salir a votar, los que lo hagan serán suficientes para definir quién será el próximo presidente o presidenta de Estados Unidos”.

El enemigo perfecto
Jorge Ramos

“Gane quien gane la elección en Estados Unidos, las cosas van a empeorar para los recién llegados. Los inmigrantes son el enemigo perfecto en esta campaña electoral. Son muy vulnerables, lo dejaron todo en su país de origen y no se pueden defender de los ataques injustificados de los políticos que solo quieren ganar votos”.

El enemigo perfecto

Opinión
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Mientras millones de latinos cantábamos los himnos de José José con los que crecimos y nos enamoramos, el resto de Estados Unidos -el angloparlante- no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

¿Cómo explicarle a un estadounidense quien era José José? "Era nuestro Frank Sinatra", me dijo mi amiga, la periodista María Antonieta Collins (quien además de ser especialista en temas papales, no canta mal las rancheras y se sabe la vida, obra y todas las canciones de José Rómulo Sosa Ortiz).

Es un grave error y de una gigantesca arrogancia creer que los mal llamados "periodistas serios" -los cubren política y asuntos internacionales- no deben meterse en asuntos de arte y espectáculos. Al contrario. Vengo de una maravillosa tradición latinoamericana en que los artistas, pintores y escritores participan activamente en la vida política de nuestros países.

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Basta recordar a Carlos Monsivais, Diego Rivera o Frida Kahlo. Por eso en mis programas de televisión invito todas las semanas a artistas para hablar de política. Mi experiencia es que sus opiniones suelen ser más libres y justas que las de los políticos tradicionales.

Así como en la temporada de huracanes en Miami sigo fielmente a un par de meteorólogos para que me digan si debemos evacuar la casa, también tengo mi lista de reporteros de espectáculos en quienes confío cuando ocurre una noticia.

Particularmente cuando se trata de una nota tan compleja como la muerte de José José. Hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien viaja en vuelos comerciales, se tuvo que meter para autorizar el uso de un avión de la Secretaría de la Defensa para llevar la mitad de las cenizas del cantante de Miami a México.

Bueno, todo esto ocurrió mientras se celebraba, también en la ciudad de Miami, la conferencia anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Y ahí, entre colegas, me tocó hablar sobre los retos del periodismo ante la verdad, el poder y la tecnología.

"Véanme bien", les pedí, "soy un dinosaurio". Sí, un dinosaurio en peligro de extinción. Lo que ocurre, les expliqué, es que exigirle a la gente que haga una cita diaria, a una hora específica, para que un noticiero le cuente lo que pasó en las últimas 24 horas es algo del pasado. Para ser relevantes, la tecnología nos obliga a estar presentes en las redes sociales y en la internet a toda hora. La TV, radio y periódicos ya no bastan.

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Pero más allá de esa constante presencia digital, estamos obligados a reportar la realidad tal y como es, no como quisiéramos que fuera. Vivimos de la credibilidad. Si la gente no te cree cuando hablas, de nada sirve tu trabajo. Y eso diferencia a un buen periodista de un influencer wannabe. No importa si hablas del juicio de destitución a Trump o de José José.

La filosofía de cualquier periodista que no quiera convertirse en un dinosaurio es esta: decir la verdad, cuestionar al poder y estar en las redes sociales. Esa es la vacuna para no desaparecer de un clic o de un periodicazo.

Se trata de sobrevivir y surfear la revolución digital. O como sabiamente cantaba José José: "Espera un poco, un poquito más...".

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.