Bajo una alta vigilancia policial, el 'Desfile Dorado' de los faraones, a bordo de vehículos que imitaban los carros funerarios de la época, cruzó en unos 30 minutos los siete kilómetros que separan la plaza Tahrir, donde se encuentra el museo de El Cairo, y el nuevo hogar real, el Museo Nacional de la Civilización Egipcia.