Docenas de milicianos proiraníes y sus seguidores acamparon a las puertas de la legación diplomática estadounidenses en Bagdad, donde pasaron la noche, un día después de entrar por la fuerza al complejo, destrozando una cabina de recepción y videos. Marines que custodiaban el edificio emplearon gases lacrimógenos cuando aumentó el número de manifestantes y después de que encendieron un fuego en el tejado de la zona de recepción.