Inmigración
El recorrido en fotos de la embarazada que dio a luz mientras viajaba con la caravana
Esta mujer de 21 años salió de Honduras con ocho meses de embarazo. Se unió a la caravana migrante junto a su esposo y dos hijos para llegar a un puerto de entrada estadounidense y solicitar asilo en EEUU. El nacimiento de su nuevo hijo ocurrió cuando viajaba por México, ahora está en la frontera con su pequeño en brazos.
Erly Marcial, una hondureña de 21 años, se unió a la caravana de migrantes que partió en octubre hacia EEUU cuando tenía ocho meses de embarazo. En la fotografía se le ve junto a su pequeño de 2 años, David, en Tecún Uman, Guatemala, antes de cruzar la frontera hacia México. 27 de octubre de 2018.
CARLOS GARCIA RAWLINS/Reuters
Alvin Reyes, hondureño de 39 años, es el esposo de Erly Marcial. En sus brazos el pequeño David y en la carriola María, su otra hija de 6 años de edad. La familia logró pasar el río Suchiate, la frontera natural entre Guatemala y México, y el 4 de noviembre caminaban por Pijijiapan, en el estado de Chiapas.
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Unos fuertes dolores abdominales obligaron a Reyes a llevar a su esposa al hospital en Pijijiapan, donde ayudó a colocarla en la cama para que fuera examinada. Al día siguiente la familia continuó la travesía.
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En la imagen se ve a la familia caminar por una carretera de Arriaga, Chiapas, el 5 de noviembre de 2018. Reyes va empujando la carriola con sus dos hijos siguiendo el paso de Marcial, quien a pesar de sus ocho meses de embarazo y los dolores, caminó largos trechos en sandalias.
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El 6 de noviembre descansaron en Tapanatepec, Oaxaca. Reyes contó a la agencia Reuters que intentaba ganarse la vida como zapatero en Sabá, en el noreste de Honduras, pero no conseguía ganar lo suficiente para mantener a su familia que pronto tendría un nuevo miembro.
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Marcial y el pequeño César se unieron al grupo de la caravana que tomó un baño en un río de Tapanatepec, una pausa en el recorrido de más de 2,400 millas que hicieron hasta Tijuana. "Si solo Dios suavizara su corazón", dijo la joven madre sobre Donald Trump. "Porque tiene un corazón de carne y hueso, no de piedra", agregó.
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Al día siguiente continuaron la caminata. Luego de varias horas la familia se sentó a descansar en la carretera entre Tapanatepec y Santo Domingo Ingenio, un recorrido de casi 50 millas. La violencia en su ciudad natal es el argumento principal de su solicitud de asilo en EEUU: un tiroteo dejó agujeros de bala en la fachada de su casa y un hombre quedó muerto sobre un charco de sangre en su portal.
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El 8 de noviembre la familia subió a un camión en Santo Domingo Ingenio. A pesar de lo difícil que fue para Marcial escalar a la zona de carga, tomar un aventón era la mejor para continuar el recorrido. Todavía le faltaban más de 400 millas para llegar Puebla, donde daría a luz a su nuevo hijo.
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Marcial (a la derecha en la fotografía) y su familia utilizaron diferentes medios de transporte y la travesía los llevó cerca de la costa del Golfo de México. A dos días de dar a luz se subieron al compartimiento de carga cerrado de un camión cerca de Sayula del Alemán, en el estado de Veracruz.
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Al llegar a Puebla el 11 de noviembre Marcial fue llevada a un hospital por la cruz roja mexicana. Después de más de 800 millas de caminata y traslados incómodos el trabajo de parto de su nuevo hijo se adelantó seis semanas.
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Alvin Jr. nació con una densa melena de cabello oscuro en un hospital de Puebla el 12 de noviembre.
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Al día siguiente la pareja recibió el certificado de nacimiento de su hijo mexicano.
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El 13 de noviembre, María y David conocieron a su hermano en el hospital.
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Ese mismo día partieron a la Ciudad de México con un nuevo miembro de la familia en brazos. En la fotografía, tomada en la estación de autobuses de Puebla, la familia espera por Alvin, quien había ido a comprar los boletos para completar esta nueva etapa del viaje.
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El 4 de diciembre ya estaban instalados en Tijuana. En la imagen Alvin Jr., de tres semanas de nacido, descansa sobre el pecho de su padre en el cuarto de una iglesia de la ciudad que acogió a la familia. Gracias a la generosidad de extraños en su camino, más la intervención de los trabajadores de la salud mexicanos y el consulado de Honduras en la Ciudad de México, completaron el viaje de más de 2,800 millas.
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Las literas de la iglesia que los acogió en la ciudad fronteriza son un lujo comparadas a los campos y refugios insalubres donde permanecen otros centroamericanos en Tijuana. Marcial y su familia han comenzado el largo camino hacia la búsqueda de asilo, pero podrían pasar meses antes de que logren su primera entrevista con los funcionarios de EEUU.
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Marcial prepara una botella de leche para su recién nacido en la iglesia. La pareja asegura que si no logran el asilo en EEUU intentarán rehacer su vida en México, posiblemente en Tijuana.
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