La también llamada síndrome de tensión arterial elevada es una de las dolencias más comunes y peligrosas en adultos maduros a nivel mundial: ocurre cuando la magnitud de la fuerza con la que el corazón bombea la sangre a través de las arterias que recorren el cuerpo supera los rangos adecuados (alrededor de los 130/70 mmHg). Ello puede provocar accidentes vasculares que conduzcan a fallas cardíacas, derrames sanguíneos o coágulos que obstruyan alguna vía importante hacia un órgano vital. Existen, por suerte, muchos tratamientos medicinales para la hipertensión, así como remedios no farmacológicos disponibles para mantenerla baja. Ninguno de ellos, sin embargo, evitará la consulta necesaria a un médico especialista, pero sí servirán como ayuda en el combate de lo que muchos médicos denominan “el asesino silencioso” (pues no presenta síntomas).
Es un excelente aliado contra la tensión alta, que puede incorporarse a la dieta cotidiana sin inconvenientes. Sus componentes principales, el ajoeno y la alicina, dilatan las arterias y contribuyen a disminuir el colesterol en sangre, haciendo más fluido el paso de la sangre y requiriendo menos presión cardíaca. Se estima que deberíamos comer de uno a dos dientes de ajo diarios.
Alvaro Barrientos/AP
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4. Jugo de remolachas
La remolacha es rica en antioxidantes, flavonoides y ácido fólico, aminoácidos indispensables para la buena salud cardíaca, cuyas propiedades diuréticas permiten limpiar el organismo de sales excedentes. Esta hortaliza puede consumirse en jugo, en sopa, en ensaladas crudas o incluso en cremas (hummus). Según las autoridades sanitarias de EEUU, un 70% de adultos mayores de 65 años sufre de hipertensión y apenas la mitad de dicha cifra la tiene bajo control médico, a pesar de que constituye un factor de riesgo comprobado para la salud cardíaca, cerebral y renal.
Steven Senne/AP
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5. Agua de coco
Estudios publicados en la West Indian Medical Journal demostraron la capacidad del agua de coco de servir como reguladora de la presión arterial, cuando se la consume de manera regular. Esto puede deberse a su alto contenido de potasio y de electrolitos, necesarios para la buena salud del corazón.
Las acciones antiinflamatorias y antioxidantes de la cúrcuma son bien conocidas, pero quizá no lo sea tanto su efecto anticoagulante. Tomada con pimienta negra, constituye un buen vasodilatador, perfectamente incorporable a la dieta como condimento.
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7. Almendras, nueces, maní
Los frutos secos son ricos en ácidos grasos esenciales como el Omega3, cuya acción sobre el colesterol es benéfica, manteniendo la sangre fluida y mejorando la condición cardíaca. Estas sustancias, además, no las produce el cuerpo humano y forman parte de las esenciales para el organismo. Un cálculo estimado de su consumo serían unas 4 a 7 nueces diarias.
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8. Valeriana y otras hierbas apaciguantes
El vínculo entre la presión arterial y el estrés es bastante conocido. Para ello resulta idóneo el consumo de hierbas calmantes como la valeriana, el tilo y la pasiflora, tantas veces al día como se desee, en lugar de estimulantes e hipertensores como el café, el alcohol o el cigarrillo. Este cambio de hábitos puede ser fundamental.
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9.Ananá y otros frutos diuréticos
La piña o ananá es un fruto rico en vitamina C y de consabidos efectos diuréticos, es decir, que estimulan la acción de filtrado de la sangre de los riñones. Así, se puede acelerar la expulsión del organismo de excesos de sales y azúcares. Otros alimentos diuréticos son: arándanos, sandía, kiwi, naranja, la papaya y el apio.
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10. Cacao puro
Mucho se dice respecto al cacao y al chocolate, como fuente de antioxidantes y como antidepresivo natural. Sin embargo, su riqueza de flavonoides que disminuyen los riesgos de complicaciones cardíacas y disminuyen la hipertensión son poco reseñados. Tal vez porque el chocolate contiene normalmente trazas de leche y otras grasas animales fruto de su manufacturación que no son tan saludables.
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11. Aceite de oliva virgen
Los aceites vírgenes de la oliva, parte de la dieta mediterránea tenida por muchos como la mejor del mundo, son una fuente importante de Omega3 y otros ácidos grasos que contribuyen con la fluidificación de la sangre, reduciendo la presión arterial. Es mejor consumirlos crudos, como aderezo de ensaladas.
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12. Ejercicio y mucha agua
El mejor remedio natural contra la hipertensión, sin embargo, es el ejercicio frecuente, la vida activa y el consumo abundante de agua.