Se le acababa el tiempo y debía usarlas cuanto antes: el caso del médico que fue despedido por "robo" de vacunas

El doctor Hasan Gokal tenía solo 6 horas para administrar 10 dosis de la vacuna contra el coronavirus, de lo contrario estas se dañarían. Aún así, fue acusado de robo y abuso de su posición para presuntamente beneficiar a sus amigos y a su esposa.

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Un médico de Texas fue acusado de robar un frasco con 10 dosis de la vacuna de Moderna y de abusar de su posición privilegiada para administrar la medicina a amigos y familiares, razón por la que fue despedido de su trabajo, aunque una investigación y la decisión de un juez cuenta otra historia.

El doctor Hasan Gokal, trabajaba en el Departamento de Salud Pública del Condado de Harris, Texas, como director médico del equipo de respuesta al coronavirus. A finales de diciembre, supervisó un evento de vacunación en Houston destinado a trabajadores de la salud y adultos mayores, pero en ese momento no llegaron muchas personas para la dosis.

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Alrededor de las 6:45 de la tarde llegó una persona elegible para recibir la inyección, así que una enfermera abrió un nuevo paquete, activando el límite de 6 horas para usar las 10 dosis restantes", indicó Gokal al diario The New York Times.

El médico explicó que para no dejar perder estas dosis, habló con los 20 trabajadores médicos del evento para vacunarlos, pero algunos ya la tenían puesta y otros no quisieron hacerlo. Gokal señaló que llamó a un funcionario de salud pública del condado de Harris para informar sus planes de encontrar a 10 personas que recibieran las dosis y que luego hizo llamadas a sus conocidos para ver quién tenía en sus familias a un trabajador de la salud o a un pariente mayor o incluso a vecinos con problemas de salud preexistentes que pudieran necesitar la vacuna.


Según regulaciones de Texas en ese momento, la prioridad para administrar las dosis era a trabajadores de la salud y residentes de asilos, luego a personas mayores de 65 años o con condiciones de salud preexistentes.

Después de muchas llamadas logró ubicar a dos personas mayores que llegaron hasta su casa y que él pudo vacunar. Luego, con el tiempo en su contra, condujo hasta una vivienda donde lo esperaban otras cuatro personas que reunían las condiciones para recibir las dosis y de ahí, se desplazó hacia la casa de una mujer de 70 años confinada por temor a la pandemia, a la que también inoculó.

En ese momento le quedaban aún tres dosis disponibles y exactamente tres personas lo contactaron y quedaron de reunirse en su casa para vacunarse, pero solo dos de ellas cumplieron la cita.

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"El tercero canceló y ya no quedaba tiempo de localizar a alguien más", dijo Gokal, señalando que decidió vacunar a su esposa que padece de sarcoidosis pulmonar, indicando que era hacerlo o arrojar esa dosis por el inodoro.

Despedido y acusado de robo

Gokal explicó que al día siguiente presentó documentación a su supervisor sobre las diez personas que había vacunado, incluyendo a su esposa, pero que días después de su informe, fue citado por el director de recursos humanos y por su jefe inmediato, quienes lo despidieron por haber administrado las dosis restantes a personas fuera del evento programado por el condado.

Los funcionarios gubernamentales le dijeron que había violado el protocolo y que debería haber devuelto las dosis restantes a la oficina o tirarlas, dijo Gokal, señalando que además lo acusaron de la falta de equidad entre los diez pacientes que vacunó, ya que la mayoría eran personas del Medio Oriente, como él.

Dos semanas después de su despido, la fiscal del distrito del condado Harris, Kim Ogg, emitió un comunicado de prensa donde indicaba que el médico había sido despedido por robar un paquete con vacunas de coronavirus.

"Lo que hizo fue ilegal y será responsable ante la ley. El delito menor de clase A conlleva una pena de hasta un año de cárcel y una multa de 4,000 dólares. El doctor Gokal está siendo procesado por la División de Corrupción Pública de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Harris", declaró Ogg, argumentando que el médico había dado prioridad a su grupo de conocidos sobre las personas que estaban en lista de espera para la vacunación.

Aún así, un juez desestimó a finales de enero el cargo criminal contra Gokal, pero un fiscal de distrito local indicó que está dispuesto a llevar el caso ante un gran jurado para condenar al médico por sus actos.

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Gokal mencionó que hasta ahora nadie de la oficina del fiscal de distrito lo había llamado para escuchar su versión de lo sucedido y que su abogado se comunicó con los fiscales para obtener una copia de la lista de espera a la que se refería Ogg, pero que esa oficina le dijo que no habían encontrado ninguna lista de manera escrita.

Por ahora, Gokal cuenta con el apoyo de la Asociación Médica de Texas (TMA), así como el de la Sociedad Médica del Condado de Harris, entidades que emitieron declaraciones donde avalan la decisión del experto para no desperdiciar las dosis.

" Es difícil entender alguna justificación para acusar a un médico bien intencionado", señalaron las entidades.

Precisamente, la presidenta de TMA, Diana Fite, dijo en una entrevista con el canal KXAN de Austin, que estaban pidiendo a los 55,000 médicos y estudiantes de medicina de Texas que se aseguren que ninguna dosis de la vacuna de coronavirus sea desperdiciada, incluso si eso significa llamar a familiares y amigos para vacunarlos.

El doctor Gokal actualmente es médico voluntario en una clínica sin fines de lucro para personas sin seguro médico y dice que espera poder recuperar su trabajo, aunque nada quitará la mancha impuesta por una decisión que él sigue considerando fue la apropiada.

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