Cuando la ayuda está a horas de distancia: cómo las comunidades se las arreglan por su cuenta para aminorar los suicidios

Decenas de miles de estadounidenses mueren cada año por un suicidio con un arma de fuego, y algunas de las zonas más afectadas invierten la menor cantidad de fondos en la prevención. Aquí puedes leer esta artículo en inglés.

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Heath Druzin, Boise State Public Radio, Guns & America
Hank Thornton hace una ronda en el condado de Benewah, Idaho, donde visita a los veteranos para ver si necesitan ayuda como alimenticia o sanitaria. También está atento a cualquier señal de que existe un riesgo de suicidio y le ofrece recursos y los escucha cuando lo necesitan.
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Hank Thornton hace una ronda en el condado de Benewah, Idaho, donde visita a los veteranos para ver si necesitan ayuda como alimenticia o sanitaria. También está atento a cualquier señal de que existe un riesgo de suicidio y le ofrece recursos y los escucha cuando lo necesitan.
Imagen Heath Druzin / Guns & America

Drifters Western Bar And Grill es un diner en un edificio de madera rojiza justo al pasar el letrero que da la bienvenida a Emida, Idaho. Las cabezas de ciervos y venados que adornan las paredes y las banderas con hojas de arce te recuerdan que estás a apenas tres horas de la frontera con Canadá.

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Aquí es donde Hank Thornton comenzó a hacer sus rondas en un reciente día cálido de septiembre. Disfruta de la tortilla de huevos que preparan en Drifters, pero eso no es lo que lo trajo hasta aquí.

Aquí puedes leer esta artículo en inglés.

“Tienen un estupendo desayuno”, dijo. “Pero no, no (vine) solo a desayunar”, agregó.

Para Thornton, es un lugar para obtener información. Y, potencialmente, para salvar vidas.

Emida es un escenario en medio de montañas de pinos y Drifters es uno de los pocos lugares de encuentro para las 684 personas que llaman a este pueblo su hogar. Thornton saluda a casi todos en el lugar por su nombre, habla con los que lo visitan frecuentemente y les pregunta cómo les ha ido y qué está sucediendo en el pueblo.

En medio de los bosques idílicos, sus cumbres y el ganado que pastorea, una crisis se agudiza silenciosamente en las comunidades de las montañas del oeste como Emida: el suicidio.

Poco apoyo

Decenas de miles de estadounidenses mueren cada año por un suicidio con un arma de fuego, y algunas de las zonas más afectadas invierten la menor cantidad de fondos en la prevención.

En el Panhandle de Idaho, algunos residentes de los pequeños pueblos se están involucrando en áreas en las que el gobierno ha fallado.

La región sufre de una de las tasas de suicidios más altas del país y de las tasas de asignación de fondos para la salud mental más bajas. La prevención del suicidio ha sido a veces una idea tardía para los gobiernos estatales, si bien medir los fondos para la prevención es una tarea difícil debido a que en ocasiones abarca a muchas agencias e involucra dinero estatal y federal.

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Por ejemplo, Wyoming tiene la tasa de suicidio más alta de la nación. Su tasa de suicidio con un arma de fuego de 18.7 por cada 100,000 habitantes fue casi 2.5 veces mayor al promedio nacional en 2018, el año más reciente del que se tienen números disponibles. Aún así, no fue hasta agosto de 2020 que puso en funcionamiento su primera línea telefónica de prevención de suicidios, el último estado del país en hacerlo. Y, aquí en Idaho, la tasa de personas que concretan un suicidio es la quinta más alta del país. Sin embargo, el gobierno invierte menos per cápita en el cuidado de la salud mental –menos de $33 por persona cada año, de acuerdo con un estudio de 2013– que todos salvo otro estado, aunque la relación entre el gasto en salud mental y las tasas de suicidios no está clara.

Este año, algunos legisladores estatales republicanos abandonaron una audiencia en la que la superintendente de instrucción pública Sherri Ybarra, también republicana, pedía fondos en parte para abordar el suicidio entre los jóvenes.

Quienes abogan por estos fondos dicen que el apoyo de Idaho a los esfuerzos para la prevención han sido, como mucho, dispares. Señalan los fondos estatales de la Oficina de Prevención de Suicidios, que no fue creada hasta 2016, muy por debajo de los niveles solicitados por el Departamento de Salud y Bienestar Social de Idaho y el gobernador Brad Little.

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Eso no le cae bien a Thornton: ¿Cómo podemos estar tan altos en el ranking de suicidios y destinar tan poco dinero a ello?

Pero él y otros miembros de la comunidad no están esperando por una respuesta. Han tomado cartas en el asunto y llenado espacios en los que el estado ha estado mayormente ausente.

Después de salir de Drifters, Thornton cruza la calle con cuidado, mirando hacia ambos lados. Esta es un área maderera y los camiones cargados con troncos transitan regularmente el pueblo. Thornton se dirige a Roxboro Inc, una tienda de consignación manejada por Annette Kaye, su principal fuente de inteligencia en la zona.

Kaye conoce a casi todos en el pueblo. También está atenta al grupo que más le preocupa a Thornton: los veteranos.

“Estaba enamorada de un veterano de Vietnam”, dijo Kaye. “Llegué a la casa un día y lo encontré debajo de la cama. Pasó por un año de PTSD (iniciales en inglés del trastorno de trauma postraumático), en parte internado y en parte desde casa, y aprendí muchas cosas sobre Vietnam que Estados Unidos no quisiera saber”.

Actualmente, Kaye entrena a perros de servicio para ayudar a los veteranos con su estrés postraumático y lesiones físicas. Y le deja saber a Thornton si conoce a alguien que necesite que toquen a su puerta, una palabra amable e información sobre recursos de salud mental.

“Si están luchando con el PTSD o cualquier otra cosa, ella es los oídos y ojos en esta comunidad”, dijo Thornton.

De puerta en puerta

En este mundo, la ayuda raramente es ofrecida en espacios virtuales. Las rondas de Thornton son hechas cara a cara. Toca a las puertas para ver qué necesitan las personas y las conecta con ayuda. Igualmente importante, les hace saber que tienen a alguien que se preocupa por ellas.

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Y llega cargado con información de contacto para los servicios de cuidado de la salud mental. Dice que ha logrado ayuda para más de un puñado de veteranos. Usualmente dicen que él es la primera persona que les ha preguntado si la necesitan.

Después de visitar a Kaye, él visita las casas de un par de veteranos que han estado batallando. Lo hace todas las semanas, a veces manejando su camioneta en las montañas para tocar a las puertas y hablar con las personas del condado, muchas de las cuales no reciben una gran cantidad de visitantes. No todos abren la puerta, pero Thornton dice que la mayoría agradece conversar con alguien sobre cómo les va.

El condado Benewah de Idaho abarca 784 millas cuadradas y poco más de 9,000 residentes. Este no es un lugar en el que te mueves para estar con personas: muchos viven aislados y solos. A muchos de ellos les funciona, dice Thornton, pero puede ser un ambiente de mucho aislamiento durante una crisis de salud mental.

Thornton es un veterano de Vietnam de 70 años con un bigote blanco y una sonrisa fácil. Es dueño de un arma y miembro del grupo local de American Legion, retirado tras una carrera gerencial en las tiendas Home Depot. Es apto de una manera única para conectar con el grupo más propenso al suicidio, quienes habitualmente son los más renuentes a buscar ayuda: los hombres mayores.

“Son duros y fuertes y, sabes, se hacen cargo de las cosas a puerta cerrada”, dijo Kristi Scott, fundadora de la organización Suicide Prevention Action Network (SPAN) del condado de Benewah. “No hablan de sus asuntos públicamente. Y hay personas sumamente independientes en estas comunidades”.

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“Los dejan solos recogiendo los pedazos rotos”

Scott reconoce a miembros de la comunidad como Thornton por acercarse, incluso a personas a las que cuesta convencer. Y Scott sabe porque ella es también una de esas personas que trata de frenar la ola de suicidios rurales. Scott ha vivido en el pequeño pueblo maderero de St. Maries (con una población de 2,448) por 25 años, incluyendo 16 años trabajando como peluquera. Antes de cofundar SPAN Benewah el año pasado, no había recursos para aquellos afectados por un suicidio a una distancia demenor de una hora en auto.

“Confía en lo que te digo”, dijo ella. “Sé más que lo que mucha gente se preocuparía por saber”, dijo.

Su grupo ofrece apoyo a los sobrevivientes de un intento de suicidio y organiza eventos educativos como la primera caminata de concienciación sobre el suicidio bautizada Break the Silence, realizada el 12 de septiembre.

SPAN Benewah no recibe fondos estatales y sobrevive gracias a donaciones y subvenciones pequeñas. Scott y un amigo crearon el grupo desde cero porque sentían que no tenían otra opción, pues ella veía cómo familiar por familiar eran afectados por suicidios sin tener recursos locales que les ayudaran.

“Los dejan solos recogiendo los pedazos rotos y sin saber a dónde acudir”, dijo.

Su preocupación es justificada. Las ya altas tasas de suicidio han subido de forma sostenida en la región en la pasada década. Y no solo está afectando a las personas mayores. Un análisis reciente del grupo que aboga por un control en la tenencia de armas Everytown For Gun Safety mostró que las tasas de suicidios con un arma de fuego entre los jóvenes se encuentran en un máximo histórico. Cerca de 3,000 estadounidenses entre 10-24 años muere en un suicidio con un arma de fuego cada año. Y las tasas en Idaho han aumentado más de un 100% en la última década.

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“Ha sido una de esas cosas en las que sientes que de alguna manera ha sido escondida debajo de la alfombra con el paso de los años con la esperanza de que desaparezca y se solucione por sí sola”, dijo Scott.

Los factores que afectan las tasas de suicidio son complejos. Pero existe algo que es de forma simultánea imposible de ignorar y difícil de hablar: las armas de fuego. Y ello es algo que todos los estados de la zona montañosa del oeste del país tienen en común –tasas de tenencia de armas de fuego por encima del promedio. Estudios han encontrado una correlación entre eso y el suicidio.

Una tenencia segura de armas es una discusión difícil en cualquier lugar. Scott dice que eso es especialmente cierto en lugares como St. Maries y Emida, donde las armas de fuego están intrínsecamente arraigadas a la cultura.

“Estas personas crían a sus niños para que entiendan la seguridad de un arma de fuego y el peligro que también representa”, dijo. “Desconoces lo que desconoces. Y, muchas veces, los miembros de una familia tienen a alguien bajo su mismo techo sin saber que están luchando con el suicidio”.

Pero esa conversación difícil es mucho más efectiva cuando se trata de vecinos como Scott y Thornton, dijo Shannon Decker, directora ejecutiva del grupo de prevención del suicidio The Speedy Foundation, basado en Idaho.

“Necesitan que sea un miembro de la comunidad, en el que deben confiar, debe ser alguien que vaya al banco en esa comunidad, que compre en el supermercado de esa comunidad, que sea un miembro clave allí, y respetado”, dijo. “Porque la gente necesita confiar de dónde procede la información”.

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Debido a la histórica falta de fondos para la prevención del suicidio en Idaho, no ha habido muchas opciones para muchas personas, dijo Decker. Le tomó al gobierno estatal de Idaho hasta el 2016 para reforzar sus esfuerzos de prevención y apoyarlos con fondos públicos.

“Y aún en ese entonces no fue un (plan) muy bien pensado”, dijo ella. “No estuvo bien diseñado, no tenía un enfoque comunitario. No tenía un enfoque basado en evidencia. Era un manojo (de ideas)”.

El Departamento de Salud y Bienestar Social de Idaho declinó a un pedido para realizar una entrevista grabada a sus funcionarios. En cambio, la administradora de salud pública de Idaho, Elke Shaw-Tulloch, envió un comunicado escrito. En el mismo reconoció la falta de fondos para la prevención antes del 2016, pero dijo que Idaho ha hecho un progreso desde entonces. Destacó un plan de cinco años para la reducción de los suicidios lanzado en 2018 y el apoyo estatal a una línea telefónica para la prevención de los suicidios.

“Tal vez podríamos haber hecho una diferencia”

De vuelta a la carretera, Thornton dice que fue una experiencia personal con el suicidio lo que formó su pensamiento.

Un amigo cercano le llamó para despedirse y decirle que no lograría superar su situación. Thornton corrió a su casa y lo encontró debajo de la cama con un arma cargada. Lo convenció de que se la entregara y buscara ayuda.

Y su amigo mejoró.

Pero ha visto muchos otros que no tuvieron a nadie a quién llamar.

“Perdimos uno en marzo”, dijo en medio de lágrimas. “No lo conocíamos. Le hice su funeral. Si alguien nos hubiese llamado, si alguien tan solo nos hubiese dejado saber que estaba luchando, tal vez, tal vez podríamos haber hecho una diferencia”.

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Lisa Dunn de Guns & America contribuyó con esta historia.

Haz clic aquí para leer más los esfuerzos de prevención del suicidio en Colorado y Utah.

Recursos si tú o alguien que conoces posiblemente están considerando el suicidio:

Línea telefónica nacional para la prevención del suicidio (National Suicide Prevention Lifeline): 1-800-273-8255 (TALK)

Opciones para las personas sordas o difíciles de escuchar: 1-800-799-4889

En español: 1-888-628-9454

Línea telefónica de emergencia de prevención del suicidio de Idaho: 208-398-4357

Servicios para crisis de Colorado: 1-844-493-8255 (TALK)

Coalición de Prevención del Suicidio de Utah: 1-800-273-8255 (TALK)

Línea telefónica para crisis de veteranos y militares 1-800-273-8255, presiona el #1

Línea de crisis para el envíos de mensajes de texto: 741-741

En situaciones de emergencia, por favor llame al 911

Los reportajes en serie de Guns & America In Their Own Hands (En sus propias manos) exploran la complejidad de los suicidios con armas en la región montañosa del oeste de EEUU, donde la tenencia de armas es usualmente una manera de vida, y destaca a las comunidades que están abordando este persistente problema.