Dos soldados captaron con sus cámaras una explosión que les costó la vida

Hilda Clayton tenía 22 años cuando tomó esta foto. La soldado se encontraba documentando unas maniobras de entrenamiento militar en la provincia de Laghman, en Afganistán. Pero un tubo de mortero estalló repentinamente, ella presionó el obturador, logró tomar su última foto y murió.

Cuatro años después del accidente, su familia permitió que la fotografía se difundiera y el Ejército la compartió en la edición de mayo-junio de la revista Military Review. Pero son dos las imágenes del momento: la que ella alcanzó a tomar y una más captada por un fotoperiodista del ejército afgano al que ella entrenaba –que también falleció– y que deja ver apenas en una esquina la lente de la cámara de Clayton.

Según informó este martes el Ejército estadounidense, en el incidente –que ocurrió el 2 de julio de 2013– además fallecieron otros tres soldados, dos de ellos se ven en la foto intentando cubrirse el rostro durante el fuerte estallido.

Ambas imágenes fueron publicadas en la revista para destacar el "peligro" que asumen las mujeres que participan en actividades de entrenamiento para el combate.

"Clayton no solo ayudó a documentar las actividades encaminadas a fortalecer la asociación (de ambos países) sino que también compartió el riesgo de participar en el esfuerzo", se lee.

La nota de Military Review asegura que el "servicio y sacrificio" de la soldado fue reconocido durante su funeral, su nombre fue incluido en el pasillo de los héroes en el Fuerte Meade, en Maryland, el 13 de diciembre de 2013. Ella era miembro de esa compañía donde estaba encargada de grabar y tomar las imágenes durante los combates. Además, el premio al mejor fotógrafo de esa unidad lleva su apellido.

Tras el accidente, Clayton se convirtió en la primera fotoperiodista del Ejército estadounidense que murió en Afganistán.

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