América Latina
📸 “¡Vamos bajo el mismo sueño, la misma necesidad!”: imágenes de la caravana de salvadoreños que también va al norte
La caravana de 1,700 migrantes salvadoreños salió el 31 de octubre de San Salvador y ahora atraviesa Chiapas. Así ha sido el camino que les ha tocado enfrentar.
La mañana del 31 de octubre, unos 1,700 salvadoreños se reunieron en la Plaza Salvador del Mundo y emprendieron viaje al norte. Bebés en brazos, niñas, niños, mujeres embarazadas, familias enteras, muchísimos jóvenes caminaban uno tras del otro sin conocerse, sin saber del pasado de cada uno. Escapaban de la violencia o de la pobreza, o de ambas.
Víctor PeñaEn menos de medio día, buena parte de la caravana estaba cruzando la frontera de El Salvador con Guatemala, y en menos de 24 horas estaban llegando a la ciudad de Tecún Umán, en la frontera con el estado mexicano de Chiapas. Algunos corrieron con suerte: si lograban que más de un camión o un pick up les diera aventón, avanzaban con más rapidez y sin costos. Otros tuvieron que pagar entre $5 y $10 a buses que se ofrecieron acercarlos a la frontera. El cansancio, las ampollas en los pies, la insolación y la deshidratación llevó a que las personas optaran por gastarse el poco dinero que llevaban. Entre la plaza El Salvador del Mundo y el parque central de Tecún Umán hay unos 276 millas (444 kilómetros) de distancia.
Víctor PeñaTecún Umán era el punto de encuentro donde se tomaría la decisión de cuál sería el siguiente movimiento para cruzar a México. Opiniones encontradas entre aquellos desesperados por pasar cuanto antes y los que solo tenían en su mente descansar un poco más. Esa misma noche del 1 de noviembre optaron por hacer plantón frente al puente Rodolfo Robles a primera hora del día 2. Durante el plantón, pensaron por un momento que si hablaban con las autoridades mexicanas podrían entrar a México de una manera oficial, que no incluyera tener que aventarse al río.
Víctor PeñaEl cónsul mexicano Mauricio Ituarte habló con la multitud. “¡Todos van a entrar!”, les dijo, con la condición de que cada uno solicitara refugio ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Luego de este trámite, debían esperar 45 días para conocer una resolución de cada caso. Según datos oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, 300 personas de esta caravana solicitaron refugio en México y 130 regresaron a su país. La mayoría decidió cruzar a pie el río.
Víctor PeñaNo había tiempo para pensar en descansar, en alimentarse, en la vida que se dejaba atrás o si era o no la decisión correcta. Había que tomarse de las manos, saltar y correr si quería aprovechar lo que podría ser su única oportunidad para entrar a suelo mexicano.
Víctor Peña“¡Vamos bajo el mismo sueño, la misma necesidad!”, gritó David Hernández, uno de los migrantes, minutos antes de tener frente a él el río Suchiate, que divide a Guatemala y México. “Ya salimos de nuestro país y no queremos retornar”, dijo Hernández.
Víctor Peña"Tenemos mucha pobreza, tenemos muchas necesidades de superación. No somos criminales, no somos asesinos, no somos ladrones. Nosotros somos gente trabajadora", dijo a las autoridades mexicanas uno de los coordinadores de la caravana que tomó la responsabilidad de hablar por todos.
Víctor PeñaAl otro lado del río una patrulla de agentes federales les esperaba. Nada qué hacer para ellos. Al fondo se escuchaba una grabación que repetía que todo el que ingresara de forma irregular sería deportado. “El gobierno de México reitera las disposiciones para solicitar refugio si considera que su vida e integridad corren riesgo”, decía el mensaje. Una hora después, cerca del mediodía, la caravana había cruzado.
Víctor PeñaMuchos de estas salvadoreños ya son, desde hace mucho, desplazados internos dentro de su país: se han mudado de casa y de pueblo hasta tres veces y aún así no logran escapar de la amenaza de las pandillas. Muchos también salieron de sus casas sin avisarle a sus familiares que se iban.
Víctor PeñaDeysi, una chica de 18 años, embarazada de siete meses y medio, se unió a la caravana junto a su esposo, de 23 años, y su bebé de 14 meses. Nadie, más que su madre, sabe que se encuentran rumbo a Estados Unidos. Deysi y su familia se han visto obligados a migrar porque su esposo no tiene trabajo desde que tuvo unos problemas con pandilleros, todo por un “favor” que no terminó de cumplir.
Víctor PeñaDeysi es una de las pocas mujeres –si no es que la única… embarazada. De llegar a Estados Unidos, su idea es entregarse a migración y solicitar asilo. No llevan pruebas, solo su testimonio de estar huyendo de las pandillas. Tampoco pusieron nunca una denuncia por miedo. Han sufrido amenazas y múltiples desplazamientos forzados adentro de El Salvador luego de que su esposo tuviera problemas con pandilleros. Lo único que Daysi espera es llegar y que su hijo nazca en suelo estadounidense.
Víctor PeñaLos salvadoreños de esta caravana poco saben sobre los últimos anuncios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en cuanto a cerrar fronteras ante la “invasión” de migrantes, a quienes pondrá en campamentos o centros de detención hasta deportarlos.
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