En fotos: el segundo lago más grande de Bolivia vuelve a tener agua
El lago Poopó, cuyas aguas se evaporaron hace tres años hasta quedar casi completamente seco, logró recuperar parte de su caudal gracias a las lluvias estacionales y abarca ahora una extensión de 1,300 kilómetros cuadrados, según informaron las autoridades. Sin embargo, los expertos advierten que aún no se puede considerar que el problema está resuelto, porque sigue sin albergar peces, que daban comida y trabajo a mucha gente de la zona.
El gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, anunció recientemente que el lago Poopó, en el suroeste de Bolivia, ha logrado recuperarse parcialmente tras desaparecer casi completamente en 2015. Según sus primeras estimaciones basadas en fotos satelitales, las fuertes lluvias que han inundado algunas zonas del país cubrieron unos 1,300 kilómetros cuadrados de la superficie del lago.
Pedro Laguna/La Razón
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Considerado el segundo lago más grande de Bolivia, el Poopó tenía hasta principios de esta década unos 2,000 kilómetros cuadrados, pero en 2015 su caudal mermó fuertemente hasta casi desaparecer. Eso sumió a los habitantes de las comunidades aledañas en la pobreza o los forzó a migrar.
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Según los expertos, la evaporación del lago se debió a un ciclo regresivo sumado a una serie de factores como la desviación de aguas para la agricultura, la contaminación minera y el cambio climático. En 1985, sus aguas abarcaban una extensión de 4,000 kilómetros cuadrados, según datos oficiales.
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Con el regreso de las aguas, volvieron algunos flamencos andinos y patos que se vieron forzados a migrar a otros lagos altiplánicos con la desaparición del Poopó.
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Sin embargo, aún es pronto para hablar de la recuperación del lago. Milton Pérez, agrónomo de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), le dijo a Univision Noticias que habrá que esperar a finales de este año o comienzos del próximo para ver si continúan las precipitaciones que mantengan el espejo del agua.
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Si eso sucede, también hará falta tiempo para que se recuperen los ecosistemas. Por el momento, quienes vivían del lago y migraron siguen sin poder volver porque el Poopó sigue sin tener peces. En los dos años de regresión del lago, los barcos de los pescadores se oxidaron y estropearon por el sol y por el viento.
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Pero, sin duda, las lluvias son un motivo de optimismo para las comunidades que vivían del lago Poopó y que ven más cerca poder volver un día a pescar en sus aguas.