El acuerdo con Australia con que Trump busca limitar la hegemonía china en un sector clave para el futuro de la tecnología

Trump y Albanese celebraron el acuerdo, valorado en 8,500 millones de dólares, y que abarca una amplia gama de proyectos que buscan hacer frente a la hegemonía china en la extracción y el procesamiento de tierras raras del mundo.

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Tras meses de negociaciones, el presidente Donald Trump y el primer ministro australiano, Anthony Albanese, firmaron el lunes en la Casa Blanca un acuerdo estratégico que busca aprovechar los abundantes recursos de tierras raras del continente australiano y hacer frente a la hegemonía china en eses campo crucial para el futuro de la tecnología.

Trump y Albanese celebraron el acuerdo, valorado en 8,500 millones de dólares, y que abarca una amplia gama de proyectos "listos para arrancar".

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Para el australiano, el convenio, que busca ampliar la capacidad minera y de procesamiento de su país, fue "un paso más allá" en la relación con Washington.

Por su parte, Trump dijo que "en un año tendremos tantas tierras raras y minerales críticos que no sabremos qué hacer con ellos”, y aseguró que su valor se disparará.

El acuerdo establece una inversión conjunta de unos 3,000 millones de dólares en los próximos seis meses, en proyectos ubicados en EEUU y Australia.

Este martes, tras conocerse el acuerdo, las acciones de las empresas mineras de tierras raras de Australia subieron en bolsa.

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China domina actualmente cerca del 70 % de la extracción y más del 90 % del procesamiento de las llamadas tierras raras del mundo, así como alrededor del 98% de la producción de imanes permanentes de esas tierras, según Goldman Sachs. Estos minerales son esenciales para la fabricación de todo tipo de productos tecnológicos actuales, desde microchips y carros eléctricos hasta equipamiento militar, teléfonos y computadoras portátiles.

Pero recientemente, China anunció que empezará a exigir una autorización oficial a las empresas extranjeras que exporten componentes con trazas de tierras raras provenientes de su país o fabricados con su tecnología, una medida que, según el gobierno de EEUU, le otorga a Pekín demasiado poder sobre la economía global.

“No dejaremos que un grupo de burócratas en Pekín gestione las cadenas globales de suministro”, declaró el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent.


“Australia será fundamental para reducir la exposición de la economía global al chantaje de las tierras raras chinas”, explicó a la AP Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, antes de la reunión bilateral.

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Australia es una de las principales potencias mineras del mundo, con abundantes reservas de minerales críticos y refinadores de primer nivel.

Sin embargo, aunque el acuerdo entre EEUU y Australia podría tener un impacto inmediato en el suministro estadounidense, los expertos aseguran que harán falta años o incluso décadas para eliminar la dependencia de China.

Pini Althaus, director ejecutivo de Cove Capital y fundador de USA Rare Earth, advirtió a la AP que Australia no podrá cubrir todas las necesidades de EEUU, por lo que será vital continuar invirtiendo en la exploración y procesamiento de minerales en territorio estadounidense y en otros países aliados, entre los que mencionó a Kazajistán y Uzbekistán, en Asia Central.

“China nos lleva unos 40 años de ventaja”, declaró. “Nos hará falta al menos un par de décadas para ponernos a la altura y garantizar nuestras propias cadenas de suministro”.

Qué incluye el acuerdo sobre tierras raras entre EEUU y Australia

El acuerdo busca acelerar las inversiones en tres tipos de proyectos, entre ellos, la participación de empresas estadounidenses en plantas de procesamiento en Australia, según mencionó el primer ministro Albanese.

Destacan dos iniciativas prioritarias impulsadas por Alcoa y Arafura Rare Earths, que recibirán financiación del Fondo de Infraestructura del Norte australiano y del Mineral Security Partnership, iniciativa liderada por Washington.

El primero contempla la construcción de una planta de producción de galio en Australia Occidental, junto a una refinería de alúmina de Alcoa, el histórico gigante estadounidense del aluminio con fuerte presencia en el país. El galio es esencial para tecnologías de defensa y comunicaciones y China monopoliza casi por completo su producción a nivel mundial, al haber abaratado los precios durante años hasta expulsar del mercado a otros productores.

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El segundo proyecto, a cargo de Arafura Rare Earths, prevé desarrollar la mina Nolans, en el Territorio del Norte, para extraer neodimio y praseodimio, dos elementos imprescindibles en la fabricación de imanes de alto rendimiento usados en motores eléctricos, turbinas eólicas y equipamiento militar.

En virtud del acuerdo, el gobierno australiano destinará hasta 200 millones de dólares estadounidenses al proyecto de Alcoa, mientras que Washington asumirá una participación accionaria en la planta. Japón, socio clave en la cadena de suministro de minerales críticos, también forma parte del consorcio, según The Guardian.

El pacto bilateral incluye, además, cooperación tecnológica, transferencia de conocimiento y nuevas inversiones en refinerías, centros de procesamiento y exploración de yacimientos, para crear una cadena de suministro más segura y menos dependiente de Pekín.

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