Juan Jauregui no deja que los reveses de la vida lo derroten. Al contrario, le sirven como trampolín. Por eso, cuando en 1989 lo despidieron de la empresa en la que conducía un tráiler, decidió comprar un camión viejo y pararse enfrente de su antiguo trabajo a vender tacos.
Este hispano perdió el empleo, pero logró crear una una exitosa cadena de restaurantes
El mexicano Juan Jauregui trabajaba como conductor de un tráiler pero lo despidieron y decidió ir a vender tacos frente a su antiguo empleo. Así comenzó a ser protagonista de una inspiradora historia de superación. “Ya estaba a punto de tirar la toalla, pero no me di por vencido“.

“Fue difícil los primeros días para vender “, recuerda ahora, “que la gente llegue hacia ti “. Tampoco fue nada fácil arreglar el camión en el que vendía su comida. Y ahora recuerda cómo le costó irlo arreglando, cuando apenas vendía entre $30 y $40 diarios. “Ya estaba a punto de tirar la toalla, pero no me di por vencido“.
Gracias a su perseverancia y al apoyo de su esposa, Arcelia Jauregui, cuatro años después abrió su primer restaurante en Yosemite Boulevard y Riverside Drive: Taquería El Maguey. Después vino otro restaurante con el mismo nombre en Yosemite Road y Claus, así como otro camión de tacos.
Y sólo hace unos meses, en la edad que algunos de sus amigos ya comienzan a hablar del retiro, la pareja decidió iniciar una nueva aventura y abrir el más grande de todos sus restaurantes, el cual tiene 2,000 pies cuadrados y está ubicado en Century Center. El local, que además cuenta con un patio exterior y bar ha recibido una buena acogida.
Al reflexionar sobre la clave de su éxito, dice: “El primer secreto es el servicio, tratar bien a la clientela y que la comida sea rica“. Por esa filosofía uno de sus primeros clientes lo recompensó con $10 de propina, y sin saberlo le dio el espaldarazo que necesitaba para seguir tras el sueño de convertirse en empresario.
Nada mal para un inmigrante que vino de México hace más de 20 años con la idea de ahorrar lo suficiente para comprar un camión y regresar con éste a su país. Nunca lo compró, pero ahora, después de tres décadas de duro trabajo y tenacidad, sigue conquistando paladares en Sacramento, un taco a la vez.

