Miembros de la familia de Robert F. Kennedy Jr. han pedido que renuncie a su cargo de secretario de Salud tras una tensa audiencia en el Congreso la semana pasada, en la que el funcionario del gabinete de Donald Trump enfrentó preguntas bipartidistas sobre su turbulenta gestión de las agencias federales de salud.
Las duras palabras con las que familiares de RFK Jr. le llaman una "amenaza" a la salud en EEUU
La hermana de Kennedy, Kerry Kennedy, y su sobrino, Joseph P. Kennedy III, emitieron duras declaraciones en las que pidieron su dimisión como jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

La hermana de Kennedy, Kerry Kennedy, y su sobrino, Joseph P. Kennedy III, emitieron el viernes duras declaraciones en las que pidieron su dimisión como jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Los reclamos de esta prominente familia demócrata se produjeron un día después de que Kennedy tuviera que defender, en una audiencia de tres horas en el Senado, sus recientes esfuerzos por revertir las recomendaciones sobre la vacuna contra el covid-19 y despedir a altos cargos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
“Robert F. Kennedy Jr. es una amenaza para la salud y el bienestar de todos los estadounidenses”, dijo Joseph P. Kennedy III en un mensaje en X. El excongresista agregó: “Ninguno de nosotros se librará del dolor que está causando”.
Su tía respaldó esas afirmaciones, señalando que “las decisiones médicas deben estar en manos de profesionales capacitados y con licencia, no de un liderazgo incompetente y equivocado”.
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La complicada relación de Kennedy Jr. con su familia
No es la primera vez que Kennedy es blanco de las críticas de su propia familia. Varios de sus parientes se opusieron a su candidatura presidencial en la pasada campaña, mientras que otros escribieron a senadores a principios de este año para pedirles que rechazaran su nominación como secretario de Salud de Trump, debido a posturas que consideraban descalificantes sobre vacunas que salvan vidas.
Kennedy Jr., un líder histórico del movimiento antivacunas, ha pasado los últimos siete meses trasladando lo que antes era una causa marginal y de base a la cúspide del sistema de salud pública de Estados Unidos.
Los cambios drásticos en las agencias encargadas de la política sanitaria y la investigación científica han derivado en miles de despidos y en la reconfiguración de las directrices sobre vacunas.
Estas medidas, algunas de las cuales contradicen las garantías que dio durante sus audiencias de confirmación, han sacudido a grupos médicos y a autoridades de varios estados gobernados por demócratas, que han respondido con sus propias recomendaciones sobre vacunación.
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