CULEBRA, Puerto Rico.- Las altas temperaturas que golpean al Caribe están impactando cada vez más la educación en Puerto Rico. Estudiantes y maestros padecen agotamiento, ansiedad y problemas de concentración en aulas sin ventilación ni equipos de refrigeración suficientes, mientras la infraestructura escolar sigue debilitada por desastres naturales y una crisis energética que impide soluciones duraderas.
Escuelas de Puerto Rico colapsan ante el calor: falta energía y equipos de refrigeración
El calor extremo reduce la concentración de los estudiantes y provoca problemas de salud en las escuelas. La crisis energética impide el uso de aires acondicionados.
Por:Univision
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En la pequeña isla de Culebra, cuando el calor se intensifica, los alumnos buscan refugio donde pueden. Durante un programa de verano reciente, Zedrik, un niño de tercer grado, se sentó junto a un arbusto que apenas le proporcionaba sombra; Kenneth, de noveno, se escondió en la biblioteca, y Nayla, de octavo, entró a la oficina de la directora para aprovechar el aire acondicionado limitado.
Las aulas cuentan con ventiladores en mal estado y otros equipos dañados por las fluctuaciones eléctricas. “En la tarde, las clases tienen que ser mucho más estrictas que en la mañana para mantener la atención de los estudiantes. De lo contrario, la clase se convierte en: ‘Hace tanto calor, profe. Hace tanto calor’”, relató José Quintana, maestro de matemáticas en la Escuela Ecológica de Culebra, quien él mismo sufrió agotamiento por calor en 2023.
El problema es más amplio. Según el Departamento de Educación, la región este, que incluye a Culebra, registró 124 casos de estudiantes afectados por temperaturas extremas en 2024. A nivel general, el Departamento de Salud reporta 795 visitas a salas de emergencia por enfermedades vinculadas al calor desde 2023, y un 20% correspondió a menores de 18 años.
Los expertos señalan que el calor deteriora la capacidad de aprendizaje. La psicóloga escolar y profesora de la Universidad de Puerto Rico, Nellie Zambrana, advirtió que “el calor actúa como un estresor psicológico que dispara ansiedad y reduce la memoria”. UNICEF, por su parte, ha documentado que los niños pequeños son especialmente vulnerables porque sudan menos y tienen un metabolismo más acelerado.
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A los problemas de salud se suma la precariedad de la infraestructura
Muchas escuelas no han sido reconstruidas desde los daños del huracán María en 2017 y los terremotos de 2020. El gobierno ha invertido más de 15 millones de dólares desde 2021 en equipos de aire acondicionado para 14 planteles, pero la limitada capacidad del sistema eléctrico impide que funcionen plenamente.
La comunidad escolar ha tenido que improvisar. En Yabucoa, la Escuela Luis Muñoz Marín organizó rifas y cobró cuotas por vestirse en días casuales para comprar abanicos. Algunos padres envían a sus hijos con ventiladores portátiles. “Es difícil para los maestros concentrarse cuando hace tanto calor. Imagínese lo que es para los estudiantes tratar de concentrarse”, explicó Josian Casanova, maestro de historia.
Aunque su escuela ya cuenta con unidades de aire acondicionado, no pueden encenderlas todas: llevan dos años esperando que el gobierno actualice la subestación eléctrica. “Si se va la luz, no hay otras opciones”, añadió.
El calor extremo en las escuelas no es exclusivo de Puerto Rico. En Estados Unidos continental, la demanda de aire acondicionado en el inicio de clases ha aumentado 34% en la última década, de acuerdo con Climate Central, mientras que un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO) reveló en 2020 que 41% de los distritos escolares necesitan renovar sus sistemas de ventilación y climatización.
En Puerto Rico, con una población de 3.2 millones de habitantes, la urgencia es aún mayor: los apagones ocurren en promedio cuatro veces al año, con cortes que suman 13 horas, lo que deja a miles de estudiantes y maestros expuestos al calor sin alternativas viables.
Con información de AP.
