Sesenta personas de Corona, Queens, se metieron en un solo vagón del subterráneo un viernes reciente que fue la noche más fría del año hasta entonces. Su destino era el museo Guggenheim, un lugar que la mayoría de ellos no había conocido antes. Allí la artista mexicana Pia Camil estaba por presentar su nueva obra en el marco del 60 aniversario del museo.
"¿Qué fronteras cruzaste para llegar aquí?": los diálogos migratorios que una artista establece con comunidades latinas
La nueva obra de Pia Camil, una artista de Ciudad de México, arroja luz sobre la comunidad latina de Corona mientras, a través del uso de textiles, provoca reflexiones sobre memorias y experiencias migratorias.

Vinieron para “activar” o participar de la obra que parece un gran sol. Here Comes the Sun es un círculo de 12 metros de diámetro cosido con más de 200 playeras tie-dye –una explosión de rojos, anaranjados y amarillos– que fueron donadas por comunidades latinas de Corona y el East Harlem. Decenas de participantes desplegaron el círculo en el medio de la rotonda del Guggenheim y lo levantaron desde abajo, mientras el coro de la escuela primaria Central Park East 1 cantaba “Here Comes the Sun”, la canción de los Beatles, y una multitud miraba desde las rampas de arriba.
"Las personas se sintieron bienvenidas porque tuvieron una participación personal en el trabajo", dice la artista, entusiasmada por la noche que, para ella, ejemplificó diversidad e inclusividad. “Cuando haces espacio para la gente, se involucran”. Camil explica que la obra ofrece una experiencia no solo a un nivel intelectual o conceptual, pero como un intercambio que permite que ocurran conexiones entre personas de distintos trasfondos.
En la última década, Camil ha exhibido sus obras en México, EE.UU. y Europa. A través de su arte, explora temas como el intercambio global de textiles, el consumismo y los espacios urbanos. Camil se ha involucrado más, últimamente, en la participación pública como una forma de arte socialmente comprometido.
En Corona, más de la mitad de la población son latinos. El vecindario, a su vez, tiene la tasa más alta de Nueva York de personas nacidas en otro país, de acuerdo con el centro Furman de NYU.
Pia Camil conoció a Corona por primera vez este año cuando instaló su obra Fade Into Black en el Museo de Queens. Esa pieza está hecha de camisetas de diferentes colores encontradas por Camil. Las playeras, como le dicen en ese barrio, están cosidas en cortinas, colgadas alrededor de un vasto espacio iluminado. En el medio, visitantes del museo pueden sentarse sobre la alfombra donde hay unas libretas grandes para responder a la pregunta ¿qué fronteras cruzaste para llegar aquí?
Las libretas fueron creadas por la artista junto a Mobile Print Power, un colectivo artístico basado en Corona que ofrece talleres gratuitos con enfoque en arte socialmente comprometido.
“Pia desarrolla su trabajo en torno a la política fronteriza”, explica Brandon Castillo, miembro de Mobile Print Power. “El público”, precisa Castillo, “respondió a nuestros libros en forma de dibujo o texto en el transcurso de un mes. Luego trajimos los libros a nuestras reuniones para combinar las respuestas públicas y crear cuatro imágenes distintas”.
Las imágenes que crearon incorporan palabras que abarcan temas de migración y fronteras. Una de ellas muestra una casa con un poema adentro sobre cuando el cuerpo se va de alma. Otra describe el concepto de fronteras hechas por el hombre. Y otra muestra un avión de papel.
El día después del evento en el Guggenheim, Mobile Print Power lideró un taller de serigrafía junto a Camil en el Museo de Queens. Invitaron a miembros de la comunidad para imprimir las imágenes encima de los logotipos de playeras viejas.
“El trabajo de Pia hace visibles las historias de cruce de fronteras”, explica Larissa Harris, curadora en el Museo de Queens. “Poner mensajes uno encima del otro es descriptivo de nuestra sociedad, con diferentes ideas y valores. Deberíamos poder convivir de manera armoniosa”, expone.
El taller de serigrafía atrajo a miembros diversos de la comunidad, entre ellos las familias que habían participado en el Guggenheim en Here Comes the Sun. Mientras las playeras colgaban en tendederos y la gente platicaba, algunos niños dibujaban y otros agregaban más respuestas a los libros de ¿qué fronteras cruzaste para llegar aquí?
Carmen Tercero es una de las mujeres de Corona que donó una playera para la obra de Camil. La suya era amarilla con las palabras Danza Azteca Chichimeca, que indica un grupo de danza tradicional y espiritual de sus antepasadas mexicanas.
“El evento en el Guggenheim fue muy bonito; nunca había visto algo así”, dice Tercero con su hijo sentado en el regazo. “Me gusta que las playeras pueden crear un arte, que se les pueda dar otro uso. Normalmente compramos, utilizamos, y tiramos”.
Crear algo a partir de lo viejo es también lo que hace BordeAndo, un grupo del que Carmen Tercero forma parte. Es un colectivo de mujeres latinas que se reúnen cada martes en el Museo de Queens para practicar y preservar las artes textiles tradicionales del crochet, tejido y bordado. Las mujeres de BordeAndo crean objetos como maceteros y cobijas. También reciclan bolsas de plástico para hacer carteras, con la misión de cuidar al medioambiente y no tirar tanto a la basura. Más allá, el grupo se ha convertido en un tipo de terapia, donde las mujeres pueden expresarse.
“El grupo se vuelve como una familia, y un espacio para hablar de nuestros problemas”, dice Tercero. “Discutimos mucho sobre inmigración. Un hermano o un familiar a quien le pase algo, o lo que nos duele sobre lo que está pasando”, continúa. “La mayoría de las miembros ya tienen muchos años acá en los EE. UU, sin visitar la familia. No pueden ver a sus padres que están en otro país”, explica al abundar que si salen del país, es posible que no se les permita regresar.
Quizás lo más fuerte para ellas es la separación fronteriza de las familias, cómo les afectó cuando cruzaron, expresa Tercero. “Les ha causado un trauma supremo”.
Cuando se acabó el taller, Tercero trajo a Camil a una sala trasera pequeña del museo para mostrarle los objetos tejidos que BordeAndo ha creado.
"Fue una afirmación de lo que hacemos", dice Tercero, refiriéndose a tener a Camil allí. "Mucha gente no valora este tipo de obra. No saben la historia del porqué”.
En el espacio quedaban como testigos desde las playeras colgadas hasta la ropa bordada, todas hechas a mano con mucho cuidado. Ante sus obras, entre estas mujeres quedaba la sensación de que el proceso detrás del arte vale, a veces, más que la obra final.
* Mary Conlon es una periodista que actualmente cursa el programa de maestría de periodismo en español del City University of New York (CUNY).
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