Nueva York inicia cuenta regresiva de un año para el cierre de importante línea del subterráneo

Un túnel que conecta a Manhattan y a Brooklyn, por el que viajan más de un cuarto de millón de personas diariamente, será clausurado durante año y medio para reparar un sector del metro que fue dañado por el huracán Sandy en 2012.

Video 'Nueva York en un Minuto': habitantes de Manhattan demandan a la ciudad por el cierre de la Línea L del metro

A residentes y comerciantes de la ciudad de Nueva York les queda un año más de paz antes de que comience uno de los más temidos y necesarios proyectos de infraestructura de la ciudad: el cierre de la Línea L del Subway que complicará el transporte de más de un cuarto de millón de personas que a diario utilizan esta ruta que discurre entre Manhattan y Brooklyn.

El cierre, según las autoridades, es necesario para reparar un túnel del East River -que separa a Manhattan de Brooklyn- dañado por el huracán Sandy en 2012.

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Entonces el agua salada penetró el centenario túnel Canarsie y oxidó la cablería, las vías y dañó el equipo eléctrico.

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Las autoridades hicieron reparaciones de emergencia, pero el túnel necesita una restauración permanente y la línea cerrará durante año y medio, aunque la parte que discurre sobre Brooklyn, entre Bedford Avenue y Canarsie-Rockaway Parkway, seguirá funcionando.

Esta fue la opción que eligieron los neoyorquinos, a quienes les preguntaron en una encuesta en 2016 cuál de dos opciones preferían para reparar la línea: Un cierre menor durante tres años o uno más extenso durante año y medio.

La abrumadora mayoría escogió la segunda opción y desde entonces las autoridades planifican como mover a los 225,000 pasajeros que a diario utilizan la Línea L entre Brooklyn y Manhattan y a los 50,000 que la usan solo en Manhattan.


Entre las medidas que las autoridades de transporte tomarán para mover a los pasajeros entre Brooklyn y Manhattan es limitar el tránsito por el puente de Williamsburg a autobuses, camiones y vehículos con más de tres pasajeros a bordo.

A este ritmo se espera que 70 autobuses crucen el puente cada hora hacia las estrecha calles del Chinatown y el SoHo en Manhattan y que la calle 14 se convierta en la ruta exclusiva para autobuses más transitada del país.

Las autoridades esperan que el tránsito aumente en 70 por ciento en algunas áreas de la ciudad de Nueva York durante el cierre.

También se construirán sendas para que unos 5,000 ciclistas se muevan por el bajo Manhattan y se agregará una nueva ruta de ferry sobre el East River, entre North Williamsburg y Stuyvesant Cove.

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Las voces contra el proyecto también se han hecho sentir y según el diario The New York Times esta semana un grupo de vecinos del Bajo Manhattan demandó a la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) y a la ciudad en un tribunal federal alegando que las autoridades no hicieron un análisis de impacto ambiental antes de desarrollar sus planes de alternativas al cierre de la línea.

También argumentan que la MTA violó la Ley de Norteamericanos con Impedimentos al no incluir nuevos elevadores en sus planes de reconstrucción del túnel y piden que se paralice el cierre de la Línea L.

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