"Dios tuvo todo que ver con ese milagro": hispano cuenta cómo salvó a su hija de 7 años cuando un árbol aplastó su casa

La familia hispana no podrá olvidar los momentos de temor que vivieron cuando la pequeña de 7 años quedó atrapada entre los escombros después que un gigantezco árbol destrozara su casa durante el paso de la tormenta Isaías por Nueva Jersey.

Video Hispano rescata a su hija de 7 años después que un árbol destrozara su casa

Gregory Ramírez cuenta que, mientras la tormenta Isaías azotaba su vecindario en Nueva Jersey, "unos 30 minutos antes de que todo pasara a mí me entraron unos nervios, un presentimiento", y le dijo a su prometida, María Jaramillo, y a sus dos hijos pequeños que se fueran a la sala con él.

A esa hora del 6 de agosto en su casa de la avenida Baker, en Wharton, ya podían sentirse las fuertes lluvias y los vientos de hasta 70 millas por hora de Isaías.

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El presentimiento de Gregory hizo que comenzara a llevar comida, agua y rópa al sótano. María, por su parte, fue a bañarse.


"Yo sentí un temblor, y metí un grito porque me asusté. Entonces oí que él (Gregory) venía como gritando: 'Ven, ven tienes que salir, tenemos que salir'. Cuando abrí la puerta del baño vi el árbol que ya había destruido todo el frente de la casa", relata María.

El enorme árbol, que se encontraba a la derecha de la vivienda, se estrelló contra el techo y entró a los dromitorios.

Al escuchar los gritos, el padre corrió a socorrer a los demás. No sabía que su pequeña Mía, de 7 años, se encontraba presa entre los escombros.

"Saqué a mi hijo y volteé a la sala otra vez para encontrar a mi hija. No la veía", recuerda el hombre.

Mientras Jayden, de 9 años, se encontraba a salvo en la cocina, donde el impacto del árbol no fue tan severo, Gregory rezaba para que su niña estuviera con vida.

Decía para sí: "Dios, quítame todo. Quítame esta casa, quítame las cosas, dame una vida dura si quieres después de esto. Ayúdame a encontrar a mi hija y yo seré feliz después de eso".

Fue en ese momento cuando Gregory sintió la mano de Mía. La cargó en sus brazos y la llevó a la cocina junto a su hermano.

"Dios tuvo todo que ver con ese milagro --asegura Gregory--, porque terminando de hablar con Dios fue cuando sentí la mano de mi hija".

Mientras los vecinos corrían a la casa para ayudar en lo que pudieran, los cuatro miembros de la familia tuvieron que ser tratados por los rasguños y los moretones.

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