¿Arte o estorbo?: Sanidad remueve de una acera de Brooklyn "la instalación" de un hispano

Elías Avellaneda ocupó de varios objetos una esquina de Bushwick pero el NYPD ordenó su remoción por crear "condiciones peligrosas para peatones". Avellaneda se identifica como "un artista serio" y busca mover su proyecto a otra parte.

Durante días, el peruano americano Elías Avellaneda colocó varios objetos en esta parte de Bushwick, de acuerdo con él, para hacer un comentario en torno a la gentrificación.
Durante días, el peruano americano Elías Avellaneda colocó varios objetos en esta parte de Bushwick, de acuerdo con él, para hacer un comentario en torno a la gentrificación.
Imagen Univision Nueva York

BROOKLYN, Nueva York. - Los objetos que Elías Avellaneda reunió y colocó en una acera en la esquina de la calle Jefferson con la avenida Wyckoff, en el vecindario de Bushwick, en Brooklyn, no tardaron en desaparecer.

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La semana pasada, la acera donde el peruano americano había colocado un cúmulo de objetos encontrados lucía despejada.

El Departamento de Sanidad de la ciudad de Nueva York había retirado esos objetos que, depende cómo se enfoque el asunto y a quién se le pregunte, pueden ser considerados “objetos acumulados” o “una instalación” artística.

Hace unas semanas, quien pasara por esa área se topaba con una serie de objetos que alteraban el panorama urbano: un sofá en el que a veces Avellaneda dormía -según le dijo al New York Post-, lámparas, ropa, una maleta, una bicicleta, libros, madera, alguna taza y una alfombra oscura.

La pregunta ante trabajos como el de Avellaneda o el arte urbano como el grafiti no tarda: ¿acaso es arte? Y otra interrogante surge en esa discusión: ¿Se trata de arte urbano, vandalismo o basura?

Trevor Tagi, residente de Bushwick, dice que hablaba con Avellaneda cuando pasaba por su trabajo y que le parecía que Avellaneda era “un artista legítimo”.

Aún así, “el Departamento de Sanidad retiró esa instalación luego que el NYPD nos contactara”, confirmó el portavoz de Sanidad, Keith Mellis.

Mellis no precisó cuándo las autoridades sanitarias retiraron los objetos del área.

Aclaró, sin embargo, que Sanidad no puede llevar a cabo una acción como esta sin tener la orden del Departamento de la Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD).

“El problema es que el señor estaba coleccionando objetos que otros han desechado y los estaba amasando en un área. Había acumulado tantos residuos que obstruían el paso, creando una condición peligrosa para los peatones”, explicó el sargento Carlos Nieves del NYPD.

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Nieves indicó que el NYPD respondió a “suficientes llamadas” de quejas de residentes y negocios del área a través del 311 y el cuartel 83 en Brooklyn así como a oficiales uniformados.

Independientemente los objetos de Avellaneda se consideraran “arte” o se califiquen como “basura” no significa que el arte no haya trabajado en distintas instancias con basura o desperdicio.

“There is lot more to the historia...”, respondió Avellaneda a través de Facebook a unos mensajes de Univision Nueva York.

"Soy un artista serio"

Avellaneda, de 34 años, dice que a través de esos objetos que colocó aproximadamente en el mes de septiembre y que movió de lugar "quizás 20 veces" establecía un comentario en torno a la transformación social y urbana.

"Quería mostrarles lo que me está molestando mucho, lo que realmente está pasando en Nueva York con la gentrificación. Que personas con dinero, blancas y judíos llegan y toman control para cambiar a Brooklyn", afirma quien asegura tener ascendencia francesa y polaca.

A juicio de Avellaneda, los objetos que puso en Bushwick representan "la construcción de infraestructura y la reconstrucción a partir de nada" así como la basura que hay alrededor, agrega.

Casey Kreher, residente de Bushwick y músico, dijo que el tema del arte en ese barrio trae discusiones sobre qué vale y qué no.

“Una cosa es hacer arte porque de veras le pones tu alma y tu corazón pero otra es hacer algo para después decir que lo expusiste en Bushwick”, dijo al opinar que en Bushwick se pueden observar buenos trabajos pero también otros de cuestionable calidad.

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Avellaneda acepta que tuvo varios encuentros con la policía y que les dijo, "No me voy a ninguna parte hasta que haya terminado mi proyecto".

Pese a que las autoridades removieron su "proyecto", Avellaneda afirma trabajar en su estudio en la recreación de este proyecto que espera colocar en otra parte.

Avellaneda, que se identifica como "un artista serio" que ha escrito dos libros, que trabaja en un documental y que también hace moda, no teme que las autoridades pidan remover su pieza compuesta por objetos suyos que ha encontrado, que otros han desechado, le han donado o dado por intercambio.

"Ellos no me van a hacer eso. La única razón por la que lo quitaron fue porque desaparecí después que me arrestaran por hacer mi trabajo", señala.

El sargento Nieves contó que cuando se desalojó el área, Avellaneda había abandonado los objetos.

Avellaneda, sin embargo, afirma que "nadie se meterá" con él y que tiene de su lado a "la gente del barrio, a la policía y el Departamento de Bomberos".

Asegura que quien ordenó la remoción no fue Sanidad, ni el NYPD, sino "una vendetta personal".

Según Nieves, el comandante del cuartel 83 le explicó que la policía había estado en contacto con Avellaneda para que encontrara un lugar “para poner estas cosas”.

“Por dos meses hablaron con él y al principio estaba receptivo, pero cuando el tiempo avanzaba se ponía agresivo con los oficiales”, aseguró el sargento Nieves.

La suerte que corrió la instalación de Avellaneda es similar a la de expresiones como el grafiti, un arte transgresor e “ilegal” ante las autoridades por expresarse en propiedades ajenas.

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En su libro ‘Graffiti Murals: Exploring the Impacts of Street Art’, el autor Patrick Verel plantea que en lugar de centrarse exclusivamente en gastar dinero para la eliminación del grafiti ilegal, las ciudades deben estimular la colaboración entre la comunidad, los artistas y los dueños de propiedades para la producción de murales y arte callejero que embellezcan el entorno urbano.

Aunque son medios diferentes, la remoción de esta instalación de Avellaneda se da en el contexto de una ciudad que durante décadas ha tenido una política estricta en torno al grafiti.

El NYPD, por ejemplo, ha referido al grafiti como vandalismo" o “un crimen” y ha designado grupos de trabajo que buscan monitorear y prevenirlo en lugares como el subway.

Según la página web del NYPD, Citywide Vandals Task Force incluye una base de datos para identificar “conocidos vándalos de grafiti con sus tags”. Los ‘tags’ en nomenclatura de arte urbano es la firma de los grafiteros.

Nieves aseguró que esa unidad está compuesta por detectives que investigan a grafiteros que, como un patrón, dejan su marca en paredes y trenes, y no necesariamente a aquellos que lo hayan hecho "una o dos veces".

De acuerdo con el sargento Nieves, Avellaneda ha sido arrestado en dos ocasiones, el 14 y el 23 de septiembre, por denuncias de grafiti en un negocio en la avenida Wyckoff y en una acera en la calle Jefferson con la avenida Wyckoff.

Avellaneda reconoce esos arrestos pero los atribuye a la " vendetta personal" que menciona.

"Yo represento a la gente. Estuve allí con mi proyecto durante mes y medio y la comunicación entre ellos y yo es de oro. La gente o amaban el proyecto o lo odiaban. Ellos conocen mi misión y no me iré hasta convertirme en el alcalde de la ciudad de Nueva York".

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