Entre derrumbes, escasez y una inflación que sobrepasa por mucho los límites de años anteriores, existe un nuevo flagelo que preocupa a los cubanos: la creciente violencia en las calles. De hecho, según expertos, se está haciendo normal que los jóvenes porten un arma blanca, una situación que incrementa las posibilidades de que se presenten casos de criminalidad.