Tras cinco años de investigación, periodistas de varios medios de comunicación llegaron a la conclusión de que el llamado Síndrome de La Habana podría estar relacionado con el uso de armas sónicas por parte de los servicios secretos rusos contra diplomáticos estadounidenses. La indagación, supuestamente, reveló varias pruebas que vinculan a presuntos agentes encubiertos de la Unidad 29155 del GRU en los lugares donde ocurrieron estos ataques.