Su insistencia y lucha por el tema se debe a que el terreno podría ser vendido para utilizar esos fondos en compensaciones a los sobrevivientes del colapso. Pese a que parece ser una lucha difícil, la mujer que logró impulsar el memorial del 9/11 en Nueva York se unió a la causa y prometió ayudar a los familiares de las víctimas a concretar el propósito de que la zona cero de la tragedia sea considerada un lugar sagrado en donde no se pueda construir un nuevo edificio.