Andrés Zambrano, empresario ecuatoriano del sector logístico, viajó el pasado lunes 7 de abril a República Dominicana junto con su esposa por motivos laborales. Al llegar, vieron un espectacular anunciando un concierto del reconocido cantante de merengue Rubby Pérez, programado para esa misma noche en el Jet Set.
“Esto también se va a caer”: Sobreviviente de Jet Set habla por primera vez
Andrés Zambrano, viajó el pasado lunes 7 de abril a República Dominicana junto con su esposa por motivos laborales. Al llegar, vieron un espectacular anunciando el concierto de Rubby Pérez en la discoteca Jet Set. Asistieron sin saber que eso les cambiaría la vida.

Con entusiasmo por vivir esa experiencia, Zambrano intentó comprar las entradas por teléfono, pero le informaron que solo podían adquirirse de forma presencial.
Ocupado con compromisos de trabajo, le pidió a su sobrino que fuera al lugar a comprar los boletos.
Desde ahí, el joven le envió un video mostrándole el escenario y los asientos disponibles, y eligieron lo que parecía la mejor opción: un espacio VIP a un costado del escenario, protegido por dos barras.
Narra colapso del techo del Jet Set
Antes de dirigirse al evento, decidieron cenar. Al llegar a la discoteca Jet Set, Andrés recuerda que el lugar estaba concurrido, pero no lleno—calculó una capacidad ocupada en un 70%.
Apenas entraron y se dirigían al baño, notó algo extraño:
"Pasábamos por un pasillo cuando algo cayó del techo. Yo lo sentí... era como un polvillo. Pensé que era escarcha, algo decorativo. No le di importancia."
Se acomodaron en sus asientos y, una hora después, empezó la música. A la medianoche comenzó el show. Andrés recuerda la emoción de estar allí, grabando, bailando.
"Bailé tres canciones. Luego me senté con mis amigos, uno de ellos incluso empezó a cabecear de lo cansado que estaba."
Entonces, algo llamó la atención del público: comenzaron a mirar en dirección contraria al escenario.
"Pensé que tal vez había un artista sorpresa. Pero no... del techo comenzaron a inflarse dos bolsas de plástico, una azul y una blanca. Se inflaban, y eran de agua. De repente, explotaron."
Fue en ese momento cuando el techo colapsó. En segundos, la vida de Andrés, su esposa y sus amigos cambió por completo. Quedaron bajo los escombros, rodeados de polvo, sin entender del todo lo que había pasado.
"No se veía nada. Solo polvo y confusión. Empecé a preguntar si todos estaban bien, y gracias a Dios, todos respondían."
Su instinto fue salir cuanto antes:
"Lo primero que pensé fue: 'esto también se va a caer'. Miramos hacia arriba y ya se veía el cielo. Grité: ‘¡Salgamos por los escombros!’”
Caminaron por unos 15 minutos sin rumbo, en shock, escuchando gritos y llantos.
Intentaron salir por la entrada principal, pero estaba bloqueada. Encontraron la salida de emergencia y avanzaron entre los restos, ayudando a quien podían.
"En el camino vi a una chica atrapada, logramos sacarla. A otro señor no pudimos ayudarlo, tenía un bloque encima... fue muy duro."
Una vez afuera, la imagen era devastadora: gente llorando, algunos de rodillas, los equipos de rescate comenzaban a llegar. En medio del caos, decidieron irse.
"Todos salimos ilesos" señala sobreviviente de la tragedia
"Creemos que lo que nos pasó fue un verdadero milagro. Éramos siete, y gracias a Dios, todos salimos ilesos."
Zambrano atribuye su supervivencia al lugar específico donde se encontraban.
"Donde estábamos, se ve en las fotos aéreas como una cajita, un pequeño cuadrado entre dos barras. Ese espacio nos protegió."
Con el paso de los días, Andrés ha reflexionado sobre lo ocurrido, sintiendo gratitud por la vida y profunda tristeza por las víctimas. En esta tragedia que cobró la vida de 221 personas y dejó más de 250 heridos, él y su grupo recibieron una segunda oportunidad.
“Nuestras condolencias más sinceras a las familias de los fallecidos. Fue un día muy triste, un día negro para este país... y para todos los que lo vivimos.”
Hasta la noche del jueves se han contabilizado 221 fallecidos y más de un centenar de muertos en una de las tragedias más grandes que se ha registrado en la República Dominicana.










