Cuando parecía que Manuela Acanda pasaría sus últimos años de vida en Cuba, lejos de su familia, la aprobación de su parole humanitario le permitió viajar a Estados Unidos para reunirse con sus cuatro hijos, 13 nietos, 17 bisnietos y dos tataranietos. La mujer de 88 años asegura que nunca pensó tener la calidad de vida que tiene ahora, mientras sus hijos señalan que el parole “es lo mejor”.