Abraham Pérez, de 21 años, es un cubano que llegó a Miami gracias al parole humanitario y su familia lo recibió en el aeropuerto de una manera muy singular, pues su tío le regaló un pico y una pala para “trabajar”. “Es mejor construir los hombres que tener el día de mañana reparar al hombre roto”, dijo Rigoberto Castillo Díaz, tío de Abraham.