Mole, duvalín y champurrado: los sabores mexicanos que adornan a los cupcakes en Los Ángeles

“Viva los cupcakes” ha crecido paulatinamente con la ayuda de las redes sociales y de sus novedosas creaciones que fácilmente atrapan el paladar de los nostálgicos.

Video La mujer que comenzó un negocio en la cocina de su casa y que ahora es una gran empresaria de Los Ángeles

LOS ÁNGELES, California.- Hace cinco años, Karina Jiménez se cansó de pasar gran parte de sus días frente al monitor de una computadora y decidió darle un giro a su vida. Echó a volar su imaginación y creó una empresa que ha logrado lo impensable: poner sobre cupcakes los sabores típicos de México.

Su compañía “Viva los cupcakes” nació en la cocina de la casa de su madre, en Los Ángeles, California, pero paulatinamente ha ido creciendo con la ayuda de las redes sociales y de sus novedosas creaciones. A la fecha, ofrece una variedad de sabores que fácilmente atrapa el paladar de los nostálgicos.

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Mole poblano, churro con cajeta, horchata, jamaica, champurrado y margarita con tequila son solo algunas de sus creaciones. Este mes su catálogo agregó un sabor que está adherido a los recuerdos de infancia de muchos inmigrantes mexicanos. Se llama Duvalín, por el popular dulce cremoso.

“Me encantaban las reacciones de las personas, de los mexicoamericanos de segunda y tercera generación porque (estos sabores) los regresan a su niñez”, dice Jiménez, quien fue criada en la fronteriza ciudad de Tijuana y emigró a Estados Unidos hace dos décadas.

Su negocio ha florecido en una región donde hay 1.4 millones de inmigrantes mexicanos, cuyo poder adquisitivo superó los 95,000 millones de dólares en 2014, según un reporte de la organización New American Economy.

Antes de renunciar a su trabajo de oficina, Jiménez echó a volar la imaginación. Para ella, lo más importante era involucrarse en un proyecto creativo y que no le volviera a atar a un escritorio. Pensó: “ Hay que hacer algo diferente, que sé, que conozco. Pues conozco la comida mexicana, y ahí empezó”, cuenta ella.

Durante los primeros tres años de su empresa, solo le compraban familiares y amigos, pero su fama se regó de boca en boca. El internet, afirma, ha sido fundamental para la expansión de su negocio, que ha tenido que alquilar una cocina industrial por la creciente cantidad de pedidos. Según ella, el 90% de sus clientes la contactan a través de Instagram.

Sus padres también participan en la creación de los modelos. “Cuando ella está haciendo sus pruebas, está mezclando colores, sabores, me dice: ‘mamá, pruébame éste’. Yo le digo: ‘creo que le falta un poquito’”, comenta su madre, Teresa Jiménez.

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El éxito de su hija, resalta Jiménez, radica en el orgullo de sus raíces. “ Lleva el nombre de México en los sabores”, dice ella.