Jesús Alexander Cervantes, es el tercero de cuatro hermanos, el segundo en ir a la universidad, y el primero en su familia en ser aceptado en la escuela de ingeniería de la Universidad de Stanford.
Este joven hispano fue aceptado por la Universidad de Stanford y su meta es llegar a las estrellas
Jesús Alexander Cervantes se levanta diariamente a las 4:00 am, camina una milla y viaja en autobús por casi una hora para ir a la escuela. Ahora se prepara para estudiar ingeniería en una de las universidades más prestigiosas del mundo.

Proviene de una familia de escasos recursos, cuyo ingreso anual es de $29,000 viven en la humilde zona del sur-centro de Los Ángeles. Sus padres, ambos mexicanos, tienen más de dos décadas en Estados Unidos y no pudieron completar sus estudios, pero arraigaron en sus hijos la importancia de la educación desde pequeños.
“Dedicado, amistoso, amable”, así describió a su hijo María López. Por su parte, Juan Cervantes su papá, aseguró que “cuando su hijo se propone algo, lo consigue”.
Jesús asegura ser un apasionado de la ciencia desde muy pequeño. Su meta final es llegar a las estrellas. “Algo que me interesa harto desde chiquito, son los cohetes”, dice con convicción. “Algunas veces voy afuera y veo las estrellas, y (...) uno de estos día voy para allá”
A Jesús el amor a las matemáticas lo impulsó a inscribirse en la Academia Magnet de Ciencia y Tecnología Matemáticas en la Escuela Secundaria Roosevelt para ayudarlo a lograr su interés adquirido en la ingeniería y las ciencias.
Tuvo que crear su propia rutina horario para ir a la escuela, despertarse a las 4:00 am todos los días para cumplir con el horario del autobús en el que camina una milla para llegar a su parada y luego viajar en autobús por otros 40 minutos para llegar a la escuela de su elección.
Además, el aspirante a ingeniero también apoya en casa. Su hermano gemelo sufre de una condición de salud mental, y hay meses en los que la familia sufre para cubrir los gastos mensuales.
Pero nada de esto ha detenido a Jesús, quien fue ingenioso en su búsqueda para llegar a la universidad. Por eso solicitó programas de verano que eran gratuitos. A diferencia de otros estudiantes, Jesús no ha podido comprometerse con programas extracurriculares o de acceso a la universidad debido a las responsabilidades del hogar, pero hace preguntas, recibe ayuda cuando la necesita y realmente tiene el impulso para lograr sus ambiciones académicas.
Jesús continúa trabajando duro, y es su madurez y humildad lo que hace que su búsqueda de la universidad sea aún más dulce. Su sueño de entrar en una escuela de prestigio lo llevó a solicitar una decisión temprana y ser aceptado en la Universidad de Stanford.
Ya está listo para iniciar clases en la prestigiosa universidad, el próximo septiembre, y su meta inicial es convertirse en ingeniero y ayudar a otros chicos como él a estudiar en la universidad. Todo sin descuidar su sueño de llegar a las estrellas.

