HOUSTON, Texas - La cadena de restaurantes de comida rápida mexicana Chipotle tendrá que pagar 7.65 millones de dólares, entre honorarios de abogados y compensación a una empleada, menor de edad, quien fue víctima de acoso sexual en una de las sucursales del restaurante en Houston.
Chipotle tendrá que pagar casi ocho millones de dólares tras perder una demanda en Texas por acoso sexual contra una menor
La cadena de restaurantes de comida rápida mexicana Chipotle deberá pagar casi 8 millones de dólares a una joven de Houston que interpuso y ganó una demanda por acoso y explotación sexual.

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El veredicto negativo de esta demanda se suma a la mala racha que ha venido experimentando la cadena de restaurantes Chipotle en EEUU. Primero fueron los sonados casos de contaminación alimentaria en el 2015, seguido por la disminución de sus ingresos en el segundo trimestre de 2016 y más recientemente la detención de su jefe creativo por gastar 3,000 dólares en la compra de cocaína.
El pasado lunes 26 de septiembre, un jurado de una corte estatal en Houston, entregó el veredicto del millonario litigio, el cual favorece a las demandantes: una joven hispana y su madre.
Gerardo Solís y Osmín Turcios, dos administradores en la mentada sucursal en Houston, estuvieron implicados en el caso de explotación y acoso sexual a la empleada. Solís fue quien perpetró el delito y Turcios facilitó y encubrió los hechos, según los argumentos expuestos en la demanda.
Chipotle, según se afirma en la demanda, habría sido notificado sobre el comportamiento inapropiado por parte de los administradores hacia la victima, quien al momento de los hechos tenía 16 años. La compañía no tomó ninguna acción para tratar de remediar la situación ni para proteger a la menor de los abusos sexuales, el acoso, la hostilidad y los abusos laborales que estaban ocurriendo.
“La conducta de Chipotle en este caso fue indignante. El abuso desenfrenado y despiadado contra esta niña era imperdonable”, dijo el abogado Benjamin Hall, quien estuvo a cargo del caso. “Me alegra que el jurado haya considerado de forma cuidadosa toda la evidencia condenatoria en contra de esta empresa y sus gerentes y que haya emitido uno de los veredictos más grandes de este tipo en el estado de Texas”, señaló Hall.
Documentos judiciales dan cuenta de que la jovencita empezó a trabajar en Chipotle en octubre del 2013 y desde entonces la empezaron a ‘manipular emocionalmente’ para que terminara accediendo a tener relaciones con uno de los administradores (Solís). El abuso en contra de la jovencita ocurrió entre enero y julio de 2014.
Durante el juicio, que duró dos semanas, se admitió evidencia que probaba que los dos administradores ‘propiciaron’ encuentros sexuales sin protección con la menor dentro del restaurante y en otros lugares. Las pruebas presentadas convencieron a los miembros del jurado para hallar culpables a los dos administradores (responsables de la conducta ofensiva) y además a la compañía Chipotle por los daños ocasionados a la empleada.
Según se informó, Solís huyó a México para evitar ser enjuiciado en una corte criminal y habría estado tratando de intimidar a la joven para que no prosiguiera con la demanda. Turcios aún continúa trabajando como manager en la misma sucursal en Houston.
La cadena de restaurantes Chipotle fue representada en el juicio por su consejo nacional de litigaciones.
Los hechos que condujeron a destapar el caso de abuso y explotación sexual
La adolescente que fue víctima de acoso y abuso sexual por parte de dos administradores de un restaurante Chipotlé en Houston empezó a trabajar en el establecimiento en octubre de 2013. Casi al mismo tiempo empezaron las primeras conductas inapropiadas por parte de su jefe, Gerardo Solís, que en ese entonces tenía 26 años.
De acuerdo con información consignada en la demanda, Solís en un principio tocaba las partes privadas de la adolescente, supuestamente de forma accidental. Tiempo después habría empezado a ganarse su confianza y a manipularla emocionalmente, lo que condujo a que el contacto físico fuera más frecuente y avanzara hasta tocar sus órganos genitales durante las horas laborales. Pronto se empezaron a presentar los encuentros sexuales sin protección dentro y fuera del establecimiento.
La madre de la jovencita empezó a notar cambios en su comportamiento y sospechó de que algo inapropiado estaba ocurriendo en su lugar de trabajo, donde la mayoría de los empleados eran hombres, mucho mayores que su hija.
Un día, la madre se presentó sin previo aviso en el restaurante y descubrió que su hija no se encontraba allí. La mujer preguntó a Osmín Turcios, el administrador general del restaurante, sobre el paradero de la jovencita. En un comienzo se negó a responder, pero cuando la mujer dijo que llamaría a la policía, Turcios se puso en contacto con Solís y le avisó que la madre de la joven había venido a buscarla.
Desde entonces, la menor empezó a ser objeto de un ambiente laboral hostil. Escuchaba a los administradores del restaurante hacer comentarios sexuales, en voz alta, sobre compañeras de trabajo o clientas. La joven empezó a darse cuenta de que había una especie de ‘cultura laboral’ en la que los jefes del negocio tenían sexo con las empleadas, las besaban y las manoseaban como si fuera algo normal.
La joven vivía con temor de quedar embarazada o de contraer una enfermedad de transmisión sexual porque su jefe, Solis, frecuentemente la sacaba de su trabajo y la llevaba a diferentes lugares donde sostenían relaciones sexuales. Incluso, en varias ocasiones le solicitó favores sexuales dentro del establecimiento.
Eventualmente, la joven no aguantó más la situación y renunció a su trabajo.
Turcios, quien era jefe de Solís, según se expone en la demanda, nunca informó sobre las conductas inapropiadas de su empleado ni trató de proteger a la jovencita del abuso del que estaba siendo objeto. De hecho, se afirma en la demanda, que lo encubrió y hasta le dio un ascenso laboral.
Cuando Solís se enteró de que la adolescente y su madre habían interpuesto una demanda empezó a intimidarla y amenazarla. La joven tuvo que reubicarse en otro estado.
Solís huyó a México para evitar que le imputen cargos criminales por este caso. Por su parte Turcios sigue trabajando en la misma sucursal de Chipotle en Houston.
Con información de la reportera Deysy Ríos.









